El voto castigo, por Alfonso Hernández Ortíz (@AlfonsoZulia)

Para el mes de octubre de este año se tiene previsto se realicen elecciones a gobernadores en Venezuela y aunque este proceso electoral no termina de levantar el interés de los ciudadanos, considero que se convierte en un mecanismo oportuno dentro de la dinámica país ante una democracia imperfecta como la que estamos transitando para manifestar nuestro descontento con la clase política.

Son muchos los gobernadores en funciones que aspiran reelegirse, como también pretenden llegar a la rectoría regional, actuales alcaldes y diputados a la Asamblea Nacional, es decir políticos en ejercicio que han hecho de la política una carrera muy lucrativa, con muchas promesas incumplidas, gestiones ineficientes y evidentes cambios en su estilo de vida.

Sin embargo, los pronósticos no son muy favorables para la clase política, puedo vaticinar desde esta trinchera comunicacional que sus cálculos para alcanzar el poder no serán tan exactos, la política en el país ha cambiado y el divorcio existente entre los partidos políticos tradicionales y la ciudadanía es evidente. El mayor reto que tiene la clase política para este proceso electoral será motivar a los ciudadanos a ir a votar, la decepción manifiesta de la gente hacia los políticos, ha conllevado a la desconfianza, que puede traducirse en una gran abstención.

El pueblo esta hastiado de la hipocresía política, de un gobierno inepto que no termina de resolver los problemas medulares de la sociedad y de una oposición complaciente que ha jugado con la esperanza de un país, la decepción hacia la clase política supera escandalosamente los niveles de aceptación, en los recientes estudios de opinión pública realizados por nuestra firma consultora, “seis de cada diez ciudadanos considera que los políticos del gobierno y la oposición (MUD), son más de lo mismo y no representan una alternativa de cambio para el país”.

Los grupos focales desarrollados, arrojan que la gente está indignada ante el comportamiento despectivo de los políticos, de su vida de lujos, camionetas último modelo, escoltas y prerrogativas, “mientras el país se cae a pedazos y el venezolano promedio trata de subsistir ante esta crisis sin parangón, la clase política se mantiene intacta en sus privilegios”. Los ciudadanos ya no confían en los políticos, se siente utilizados y engañados durante cada campaña electoral, los aspirantes de profesión prometen cosas incumplibles y los que gobiernan comienza a maquillar las vías principales de la ciudad para presentar una ilusión de trabajo y eficiencia, sin embargo el pueblo no es tonto, aunque pretendan verlos como “pendejos”, ya han detectado los comportamientos de los políticos mentirosos que solo los buscan cuando necesitan su voto.

Se le avecina un contrasentido a la clase política tradicional, los ciudadanos ya están mirando formulas distintas, en el futuro se inclinarán por opciones diferentes que puedan levantar nuevamente la esperanza por la política, que puedan dignificar el ejercicio de lo público, que puedan mirar al pueblo a los ojos y hablarles con sinceridad, convirtiéndose en sorpresas electorales, preferiblemente de quienes han entendido el valor de su voto y asumen conscientemente la necesidad de un cambio sincero a la hora de elegir a los gobernantes que regirán los destinos de la ciudades, regiones y del país.

La tendencia de la política, se moverá hacia constructores de futuro, hacia ciudadanos que puedan tender puentes de progreso, hacia emprendedores que activen el poder para crear empleos y generar desarrollo; el tiempo de los políticos inútiles que han vivido parasitariamente del erario público será superado, la clase política arrogante, despilfarradora, fracasada, injusta e ineficaz  será desplazada por una ciudadanía que reclama mayor protagonismo, seriedad, pulcritud y eficiencia de la política, el futuro ya es presente, la rebeldía ante las falsas democracias y la dictadura de los mediocres ya es un hecho, en un mundo que empuja hacia la era digital.

Los ciudadanos están reaccionando, ya se manifiesta un rechazo a niveles de “odio” hacia la clase política, muchos políticos serán expulsados, despedidos, por sus verdaderos patrones, es decir por nosotros los “ciudadanos”, que somos quienes los contratamos y les pagamos el sueldo para que “eficientemente” administren lo publico, su tiempo ha expirado y recibirán el voto castigo.

 

DC / Alfonso Hernández Ortíz / Politólogo – Abogado / dialogopublico@gmail.com / @AlfonsoZulia

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