Es perentorio detenernos en plenos procesos electorales que encaminan al país hacia cambios que irremediablemente se establecen como nuevos derroteros muy diferentes a los que vivimos; logrando a veces afirmar algo como “No puede haber algo peor de lo que hay”, pero, también pudiésemos pensar y mencionar “entre lo bueno, lo mejor”; o es acaso ¿qué será que nuestros pueblos no lo merecen? La altura de un político se mide en su visión gubernamental, quien se ocupa por ganar elecciones únicamente, no es en definitiva lo que hace falta en una región, sino, quien logre resolver los problemas de la gente.
El Primer Ministro Benjamín Netanyahu expreso recientemente que su mensaje a los países latinoamericanos estar centrado en las acciones posibles que enriquezcan a la ciudadanía; vital para este maravilloso pueblo que sea la Prosperidad y la Seguridad, los ejes que más asumen con interés en la nación Judía. Lo que nos hace reflexionar que sean estos factores de forma tal, que deberán de ser los discursos apasionados de quienes pensamos que podemos aportar un cambio radical; en el marco de la calidad de vida del venezolano y en nuestro caso de la región zuliana.
Modernidad versus la Barbarie, planteado así por Netanyahu. Es hoy en día, el gran debate que se plantea en los pueblos latinoamericanos. Venezuela se ubica en el peor de los escenarios en cuanto a la barbarie de modelo “prehistórico”; que solo ofrece las miserias a un pueblo que hoy gime del dolor, del hambre y la enfermedad. Es por tanto, establecer en nuestra visión de gobiernos y de vida, la transformación integral del medio ambiente, del crecimiento y desarrollo social y una economía que responde a la situación real del país, es y debe ser el destino de nuestros esfuerzos.
Es así, que las casualidades en propuestas y visiones no son tales hoy en día. La necesidad de centrar las políticas públicas y el ejercicio del poder al servicio del ciudadano, de la familia y las comunidades, es urgente y razonable. El concepto de atención integral, es para estos tiempos inaplazable para gobernadores y alcaldes. Esto nos indica que la redimension del concepto del poder regional, deberá variar en 360º grados. De controlador a facilitador, de jefe a colaborador, de funcionarios a gerente de servicios y así sucesivamente la transformación transversal al concepto de vida, dará un gobierno de gente exitosa, prospera y lograran llevar una vida digna.
Es este el baremo, que la gente utilizara para juzgar la gestión de gobierno; cabe resaltar, que no son menos importante las obras civiles, pero hasta la fecha son el negocio vital para los gobernantes y no para la gente. El enriquecimiento de los gobernantes luego su salida del poder, es proporcional a la pobreza integral que dejan a las comunidades, a las familias y los ciudadanos. Tomemos nota: Hay que dejar viejos modelos de corrupción y procurar el éxito dejando a un lado la Barbarie.
Obliguemos al destino, a la redimension del Poder político.
DC / Dr. José Ernesto Pons B / @joseponsb