Close se encuentra en San Sebastián para presentar La buena esposa, la película que clausura hoy el festival de cine de esta ciudad del norte de España, de la que habla en una entrevista con Efe junto a su hija, Annie Starke, quien también participa en esta producción dirigida por el sueco Björn Runge
La actriz estadounidense Glenn Close ha recibido todo tipo de premios, pero se le resiste el Oscar, al que ha sido nominada en seis ocasiones, un asunto que lleva con humor y sobre el que dice que, de recibirlo alguna vez, espera que no tenga que recogerlo «en silla de ruedas».
Close se encuentra en San Sebastián para presentar La buena esposa, la película que clausura hoy el festival de cine de esta ciudad del norte de España, de la que habla en una entrevista con Efe junto a su hija, Annie Starke, quien también participa en esta producción dirigida por el sueco Björn Runge.
«No le han dado el Oscar, todavía. Mucha gente dentro y fuera de la industria están seguros de que llegará el momento», apostilla Starke, que es Joan en el filme, el mismo personaje que su madre interpreta en la madurez.
Se trata de una mujer de talento que sacrificó todo por la carrera de su esposo y antiguo profesor, Joseph Castleman, un escritor al que otorgan el Premio Nobel de Literatura y al que da vida Jonathan Pryce.
Los secretos y conflictos que arrastró esa renuncia, guardados hasta ese momento a buen recaudo, afloran en Estocolmo, cuando el matrimonio viaja a recoger el Nobel junto a su hijo mayor, interpretado por Max Irons.
El hijo del actor Jeremy Irons desarrolla un papel de mayor relevancia que el que tiene en la novela homónima de la neoyorquina Meg Wolitzer, en la que esta basado este proyecto, al que se ha sumado también Christian Slater, en el papel de un insistente periodista que quiere escribir una autobiografía de Castleman y que los sigue a la capital sueca.
«Entiendo muy bien al personaje, podría ser mi madre. Entiendo la dinámica de esa mujer que esconde su talento natural. Es un reto poder mostrar la complejidad de esa relación, mostrar qué es eso que ella hace que no le abandone», aseguró Starke.
Madre e hija trabajaron juntas para crear a sus personajes de «arriba a abajo». Close apoyó a su hija para ser actriz, una decisión que Starke adoptó un año después de graduarse en Historia del Arte.
«Cuando era pequeña ya veía que podía ir por ahí», dijo Glenn Close antes de añadir que «es muy difícil y complicado ser hija de una actriz famosa».
La intérprete afirma que se halla en su «mejor momento» -solo en 2017 se ha embarcado en varios proyectos-, pero que sigue esperando a que se ofrezcan más papeles para actrices de su generación.
«Creo que películas como La buena esposa pueden ayudar a abrir los ojos, que personajes como el de Joan, de esa edad, son interesantes», destacó la actriz de 70 años, que en 2011 ya fue reconocida con el Premio Donostia del Festival de San Sebastián.
Ella, que fue la marquesa de Merteuil en Las amistades peligrosas o la obsesiva Alex Forrest de Atracción fatal, comenta que ha participado en una prueba «piloto» para un proyecto de Amazon, del que no da más detalles porque desconoce si saldrá adelante, pero que afirma que «no se parece en nada» a lo que ha hecho hasta ahora.
El director de La buena esposa, una coproducción entre Suecia y el Reino Unido, dice que cuando Close llega al rodaje está ya preparada para «transmitir a la cámara lo mejor de toda su experiencia».
«De Jonathan Pryce, destacaría su habilidad para sacar lo mejor de Glenn Close», señaló a Efe el realizador sueco, que asegura que ambos actores van siempre «más allá» de lo que han acordado previamente para el rodaje.
«Es como un partido de tenis sofisticado. La pelota va de un lado a otro, y siempre es para mejorar algo», subrayó.
DC/Agencias