Cada 11 de sepriembre los venezolanos hacen homenaje a la Virgen de Coromoto. Un día como hoy del año 1951 un grupo de indios de la tribu de los Cospes abandonó su tierra y huyó hacia el río Tucupido para no tener contacto con los “blancos” y su religión.
Alrededor del año 1651 el cacique Coromoto, junto a su esposa, contempló asombrado en la quebrada del río y sobre las corrientes de las aguas a una hermosísima “señora” que los miraba con expresión amable en el rostro. (Virgen de Coromoto).
Expertos en el tema aseguran que la mujer, llevaba en sus brazos a un niño y que esta le dijo al cacique: “sal del bosque junto con los tuyos y ve donde los blancos para que reciban el agua sobre la cabeza y puedan entrar en el cielo”.
El cacique obedeció y marchó con su tribu para ser instruido en la fe cristiana. Sin embargo, el indio no se acostumbró al nuevo régimen de vida alejado de los bosques y retornó a su aldea con su familia.
Para el 8 de septiembre de 1652 la Señora hizo otra memorable aparición, pero esta vez en la choza del indígena. Y logró convencer al cacique. Este a su vez trató de echarla y llegó a tomar sus armas con la intención de amenazar a la amable mujer.
La radiante fémina, siempre sonriente, avanzó suavemente hacia el cacique y cuando él extendió su mano con ira para atraparla, ella desapareció, quedándose en el puño cerrado del indio Coromoto una pequeña estampa en la que está grabada la imagen de la Señora.
Después de ocurrida la aparición, el cacique partió al bosque, donde algunos cuentan que le mordió una serpiente venenosa. Luego volvió a Guanare y finalmente pidió ser bautizado.
DC/EC