Restos de jabón
Típico que no escuchaste el despertador y, con tal de no llegar tarde a tu trabajo o a algún compromiso, te bañas de prisa y no te enjuagas bien. Esto puede causar resequedad e irritación en tu piel. Lo mismo aplica con el champú, pues dejar rastros éste en tu cabello puede causar caspa.
Baño diario
Pese a que pareciera un hábito en pro de tu higiene, puede resultar negativo. Investigadores de la Universidad de California, Estados Unidos, afirman que podría eliminar aquellas bacterias que sirven para que el cuerpo combata algunas infecciones. Hacerlo cada tercer día es la opción más saludable.
Esponja mojada
Evita dejarla así, pues la humedad favorece la acumulación de bacterias en ella. Al terminar de bañarte, exprímela bien y ponla en un lugar donde pueda secarse. No olvides que almacenan células muertas, por eso es vital que la cambies con periodicidad.
Prolongado
Si eres de las que puede pasarse un “ratote” bajo la regadera, te tenemos una mala noticia: el baño largo puede provocar que tu piel pierda hidratación. Los dermatólogos recomiendan que la ducha no pase de diez minutos.
En caliente
En época de frío se antoja, pero el agua caliente puede afectar tu circulación sanguínea y resecar tu piel. Opta por la tibia y no olvides darte un regderazo de agua fría al final, para reafirmar tu sistema inmune, ponerte de buen humor y frenar el dolor muscular.
De «cara lavada»
Lo recomendable es que lo hagas con agua tibia, tirándole a fría, para evitar que el calor dañe la piel y los poros se cierren sin problema. Además, de que es una técnica efectiva para prevenir los brotes de acné.
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