Blas Miguel Bello Antich, un caroreño que vivió en Maracaibo entre los años 1940-1970, fue contador del Banco Comercial de Maracaibo que presidían los Villasmil Barrios, llegados éstos de Boconó. Blas Miguel se hizo famoso por su narrativa gramatical, su prosodia y su ortografía. Su redacción lacónica, precisa y concisa. Hablaba bien y escribía mejor. ¡A él lo seguimos muchos y valió la pena!
Los hijos de un hacendado, vecino de Los Haticos, fueron Norbertico, Germán, Cira, Carlos, Elio y Susana. Un miembro de la familia Farías, llamado Gabriel, se enamoró de Cira. Pero los viejos de antes eran más quisquillosos que los de ahora y resultó que no les gustó Gabriel. Por lo mismo, a la muchacha tampoco. Sin embargo, aquel hombre sudaba pasión, humor de amor y derrame de lágrimas. Igual, sucedió con un joven de apellido Canaaan en la calle Venezuela. Así, por años las muchachas permanecían en el frente de sus casas y los enamorados en las esquinas de las calles. De suerte que los matrimonios eran pocos pero duraban mucho. Hoy, se casan por internet y no siempre aciertan con sus posibles cónyuges. Lo peor es que los jóvenes no se quieren casar sin juntarse antes y esa vía no es la más ortodoxa para los compromisos hacia el futuro, la protección de los hijos y el mejor arranque de la familia. Mas, nuestro objetivo en este trabajo es recordar que años después, vimos a Norbertico y a Germán encargarse de las haciendas de su padre, y la de ellos mismos, actuando de conformidad con la preparación y la confianza que habían recibido de sus padres para sus planes de vida.
Ramoncito Atencio fue un muchacho ordenado y de buen estudio. Su familia eran los vecinos frontales a la casona de Don Ernesto Acosta en Los Haticos. Ramón se graduó de médico veterinario y se encargó de las fincas de su familia. Fueron especiales vecinos y respetuosos amigos.
Por su parte, el tenista campeón nacional, Carlos Leal, vivía en la casa de al lado de Ramoncito Atencio. Su hermano, Luis Leal, fue la segunda base del equipo de beisbol Centauros. Es interesante destacar en este tema que, los parroquianos de estas comunidades, en algo se profesionalizaban y con eso se preparaban para realizar su porvenir.
Otro ejemplo se constituyo con Rafito Boleón o Rafael Urdaneta. El trabajó sin desmayo para lograr el sueño de su vida cual era poseer una hacienda de ganado que fuera importante. Pues bien, lo logró. Los Claros de Boleón, como siempre se le señaló, se constituyó en la productora de Leche entre las más importantes del país y de Suramérica; con una capacidad de producción que se encaramó por sobre los 75mil litros del líquido perlino que daban sus vacas cada día.
Elías Molero fue un bien formado funcionario petrolero que vivió diagonal a la jefatura civil de Cristo de Aranza. El salía todos los días, bien trajeado, con impecable presencia y modales finos. Su pipa no la dejaba nunca. Usaba de las mejores colonias francesas, hablaba inglés y su conversación era sencilla y amena. Por lo tanto, siempre andaba de buen olor y de agradable sensación personal. Se decía que el pasaba frente a su hermana Laura a chequear su presencia. Además, se le tenía como un competente y dedicado profesional.
Don Guillermo Barboza, hacendado de Perijá, vivió en la quinta Versalles de Los Haticos cerca del puente de La Cañada. Gonzalo, Graciela y Rubén Guillermo fueron sus hijos. Por cierto, Rubén Guillermo se graduó de abogado y Gonzalo fue funcionario de Avensa en su agencia de La Ciega frente a la oficina de Correos de Maracaibo. Después de muchos años sin vernos, coincidimos con Rubén Guillermo como facilitadores en Insbanca, Instituto de Capacitación Bancaria, que administraba el abogado Don Marcos Gutiérrez del Banco Hipotecario del Zulia. Miles de empleados y funcionarios bancarios, profesionales o no, se especializaron técnica y eficientemente en ese instituto. Hoy están dirigiendo muchas dependencias principales de la banca nacional. Por cierto, el que va a enseñar tiene que prepararse para ese esquema: dicción, oración, claridad conceptual, conocimiento de los temas y simpatía y delicadeza en el trato entre el educando y el educador. ¡No existe otra manera!
DC / Luis Acosta / Articulista