Amy Thompson, la madre del niño, llevó a su hijo Wyatt Shaw, al hospital alarmada porque inexplicablemente una mañana trató de despertarlo, y no había forma de que se levantara
El misterioso caso de un pequeño de siete años que durmió por más de 11 horas seguidas, tiene en vilo a los especialistas en Estados Unidos.
Amy Thompson, la madre del niño, llevó a su hijo Wyatt Shaw, al hospital alarmada porque inexplicablemente una mañana trató de despertarlo, y no había forma de que se levantara.
Aseguró que solo dos días antes, la criatura había sido parte del cortejo de una boda, portando los anillos de los novios.
Pero solo unas 48 horas después, no había quien lo sacara de la cama. “Traté de despertarlo y siguió dormido. Grité ‘Wyatt’ ‘Wyatt’ ‘Wyatt’ y luego volvió a dormirse”.
Preocupada, la madre llevó a su hijo al Norton Children’s Hospital, donde lo mantuvieron en observación. Mientras los cables controlaban su actividad cerebral. Wyatt durmió y durmió durante 11 días seguidos.
“Cuando abrió los ojos, no parecía que estuviera allí y fue aterrador”, comentó la madre.
Pese a los múltiples exámenes a los que fue sometido, los médicos no encontraron indicio de qué le sucedía. Tanto la resonancia magnética, como los rayos X y los análisis de sangre arrojaron resultados normales.
Finalmente, al décimo día de estar hospitalizado, el pequeño recibió un nuevo medicamento para tratar convulsiones. Al día siguiente, se despertó y, aunque al principio no pudo moverse ni hablar, poco a poco volvió a la normalidad.
Por ahora, los médicos siguen estudiando qué pudo provocar el prolongado descanso del niño, que hasta el momento es protagonista de un verdadero misterio.
DC/N24