ONU: Así la veo yo, por Luis Acosta

Las Naciones Unidas nacieron con docenas de países que incluían toda la conformación nacional de los Estados americanos. Nació con la segunda guerra mundial y sustituyó a la Sociedad de Las Naciones, entidad creada luego de la 1ra. Guerra Mundial. El punto de partida de las Naciones Unidas se halla en la prolongada serie de acuerdos y reuniones efectuadas durante la guerra con el propósito de forjar una alianza entre los países que luchaban contra el Eje. Iniciada con la famosa Carta del Atlántico y el programa llamado “De las 4 libertades”, la alianza se fue convirtiendo paulatinamente en el esbozo de una organización permanente de carácter mundial. Con el nombre oficial de Naciones Unidas, la nueva entidad quedó establecida en forma definitiva durante la Conferencia, inaugurada en San Francisco el 25 de abril de 1945, a la cual asistieron representantes de 51 países entre los cuales figuraban todos los Estados del continente.

El núcleo básico de las Naciones Unidas está constituido por 6 organismos: 1.- La Asamblea General; 2.- El Consejo de Seguridad; 3.- El Consejo Económico y Social; 4.- La Corte Internacional de Justicia; 5.- El Consejo de Administración Fiduciaria y 6.- La Secretaria General.

Como está escrito y conocido, las Naciones Unidas nacieron de la necesidad mundial de recoger los problemas, analizarlos y buscarle solución porque, si en la guerra había que manejar estos sucesos, con mayor necesidad se deben seguir manejando para la Paz. Fuimos, entonces, los más animados para después presentarnos como los más alevosos y peleones en honor “a nuestra casta guerrillera”. Por lo tanto, se dan verdades entre amigos pero siempre será muy difícil establecerlas porque cada parte piensa y cree tener la razón. Esto nos obliga a ser honestos, hacer valer la equidad y, sobre todo, estar preparados para recibir y entender los resultados. Luego, la entidad es importante pero, para mantenerla, es real la necesidad del aporte financiero al cual se comprometieron los países signatarios, sin embargo, muchos evitan el pagar o, el que paga, retrasa el pago por costumbre más que por dificultades. Por supuesto, el pago se necesita y, si no se paga, a nada se tiene derecho. Entendemos que, ante el problema de las cuotas, fue necesario establecer las mensualidades diferenciales. Mientras tanto, los Estados Unidos se han ocupado de mantener viva, dirigida y vigente a la organización. Por otro lado, si proporción es la igualdad de dos razones, entonces, las votaciones deberían estar vinculadas a algunas reglas de la razón. Luego, es necesario que el derecho a voto tenga que considerar el volumen de habitantes porque las defensas también son necesarias repartirlas en sus cargas. Es decir, a más habitantes, más votos. Esto no es un invento, al contrario, es la regla de oro y sobran los elementos de juicio para que sea así. En efecto, supongamos que la ONU maneja una plantilla de 193 países y 146 de ellos  reúnan en su población el 20% del total y los restantes 47 países tengan el 80% de la población registrada; entonces, no es equitativa la proporción y peor, tampoco se aseguran los efectos que se buscan para evitar guerras y conflictos y cómo desarmar las malas intenciones de los que siendo menos quieren decidir mas.

Por ello, quizás, nació la idea de los votos preferenciales o Miembros Permanentes necesarios para que toda votación chocante se suavice pues no se trata de ganar elecciones, debido a que la ONU no resiste ni alberga acciones electoreras y menos sorteos, sino el lograr decisiones conservadoras e inteligentes para controlar las dificultades y desmedidas de sus miembros que, queriendo o sin malicia, se abroguen el presentarse en desacato. De esta manera, la organización se escapa a las travesuras e indelicadezas de los participantes que se olvidan que ella debe responder a los criterios universales de la unidad que persigue, mediante la unión sembrada sobre un pedestal de mármol como trofeo de su celo indestructible, al punto que nadie, por via alguna, pueda penetrar ni maltratarla y, en todo caso, antes se debe proceder a su expulsión estatutaria aun cuando mantenga el derecho de asistencia a reuniones con voz pero sin voto. Ello con la idea de que no se produzcan alejamientos fortuitos y todos los miembros sepan de las decisiones normativas, humanas y con respeto pleno de los principios de la urbanidad y la educación.

Si analizamos el concepto principal del origen de la ONU, terminaremos enamorados de su elocuencia, su fortaleza y los sacrificios que significan las bondades para que se materialicen la generación de sus estudios mundiales en salud, educación básica y universitaria, economía, dinero; organicidad intelectual, cívica y moral; estudios esos, sustantivos y aplicables a la vida del hombre, su casa y su familia. Además, de su esmero para lo creativo y cuidadoso y, por último, para conservar la nutrición sustantiva de la Naturaleza y su existencia.

En corolario, todos debemos esperar que la ONU gane porque, si pierde, ¡estaría dándose muy malas señales!

 

DC / Luis Acosta / Articulista

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