La MUD y los comandos reforzarán esta semana la campaña para enseñar votar en los estados, en la tarjeta que están los rostros de los 19 que ganaron las primarias y los 4 aspirantes designados en consenso y que, por la negativa del Poder Electoral y el aval del Tribunal Supremo de Justicia, no pudieron sustituirse en el tarjetón
El comando de campaña de la Unidad Democrática percibe el 15 de octubre como el “principio del fin” del oficialismo. La eventual derrota de Nicolás Maduro y del PSUV en las elecciones regionales es vista como estratégica porque lo debilita de caras a las presidenciales, al despojarlo de la hegemonía institucional, y “negociar” las elecciones presidenciales dentro de la Constitución.
Gerardo Blyde, alcalde de Baruta y coordinador del comando, está detrás del plan aunque está consciente que antes debe sortear obstáculos: el ventajismo electoral en VTV y medios del Estado y las amenazas de juicios o inhabilitaciones de candidatos. “Cualquier trapisondas será develada porque el ciudadano sabe que estamos guerreando, peleando y dispuesto a decir antes que ocultar información”, dijo.
La MUD y los comandos reforzarán esta semana la campaña para enseñar votar en los estados, en la tarjeta que están los rostros de los 19 que ganaron las primarias y los 4 aspirantes designados en consenso y que, por la negativa del Poder Electoral y el aval del Tribunal Supremo de Justicia, no pudieron sustituirse en el tarjetón. “El TSJ no interpretó nada. Repitió que las sustituciones deben hacerse 10 antes de elecciones. Fue una resolución vacía”, consideró.
Consultado sobre si las regionales son una trampa para el Gobierno señaló que “ No. Son una forma de darle una derrota electoral a Maduro y su combo. En lo político, es una manera de quitarle poder al poder. En 2005, empujados por los mismos voceros de la abstención, cometimos un error histórico: no participamos. Entre 2005 y 2010 se aprobaron todas las leyes comunales que le quitaron poder a las regiones, concentraron el poder en manos del Presidente de la República y se exacerbó la hegemonía del poder. ¿Qué tiene hoy Maduro? Muchísimo poder pero no tiene pueblo. El pueblo sabe que puede disminuir ese poder: votando por los diputados le quitó el Parlamento. ¿Que ha sido silenciado? Sí, pero es el único poder reconocido en el mundo. Si no hubiéramos votado no tendríamos un alter ego democrático”
Agregó que los abstencionistas no entienden el valor voto, pero si no se ejerce pierde la fuerza. “Si en 2015 no hubiéramos ido a las parlamentarias, la Asamblea sería madurista. ¿Qué institución se entendería hoy con el mundo democrático si no existiera la Asamblea? El voto no es una prenda de la abuela que se guarda para evitar ser robada; debe usarse para quitarle poder al gobierno. Si en Venezuela existiera quórum de participación entenderíamos los argumentos de quienes creen que abstención es una herramienta política. Es decir, si no hay quórum la elección no vale y es una derrota política a los convocantes. La realidad es otra: si votan 1.000 eligen al gobernador y amaneceríamos con un mapa vestido de rojo.
Eso no va a pasar. Tendría que haber un fraude masivo, gigantesco y, de tener algún elemento o sospecha, lo informaremos al país. Aquí todo el mundo, incluyendo al gobierno, está consciente que el PSUV no gana. Maduro dijo hace tres semanas: “Creo que podemos ganar 10 gobernaciones”. Ya reconoció que están perdidos. Que de 23, la meta sea 10 es admitir que la Unidad gana, como mínimo, 13. De allí pa’ arriba, seguirá subiendo”.
Señaló que le darán una derrota política a Maduro y su combo. “El mundo nos tomó en serio en 2015 cuando la participación fue alta y se obtuvo 2/3 cuando creíamos que estaríamos entre 80 y 89 diputados, una mayoría simple, no calificada. La sorpresa, para ellos y nosotros, es que se lograron 112 diputados y se habrían alcanzado los 113 si no ocurre la división en Táchira. El resultado sirvió para que en el mundo dijera: ‘¡Epa, esa revolución no es mayoría!’. Otra victoria servirá para buscar una salida pacífica, electoral y terminemos eligiendo un nuevo presidente que ejecute un plan económico distinto, que acabe con el hambre, la hiperinflación. Es una forma de decirle a Maduro: ‘¡Ya basta de seguir arruinando al país, a los venezolanos!”.
DC/EN