Nuestro cuerpo está constituido de una forma tan asombrosa, que por alguna razón somos la especie viviente “más inteligente del planeta”. Pero cuando nos dan mareos, acidez o hipo, no nos sentimos tan perfectos.
Es natural que nuestro sistema complejo experimente de vez en cuando alguna de estas sensaciones desagradables. Como nunca se sabe cuándo vamos a sentirlas, lo mejor es estar preparados y conocer los trucos reseñados en Vitónica que nos ayudarán afrontar esas extrañas y comunes fallas de nuestro organismo. No te los pierdas.
1) Evade el dolor de la aguja tosiendo
Si las inyecciones de causan dolor hasta tal punto que la idea de vacunarte te da miedo, prueba a toser en el momento del pinchazo. Es una estrategia que utilizan algunos médicos, y que ha sido científicamente comprobada, para reducir el dolor y el miedo a las inyecciones sin necesidad de anestesia y con coste cero.
2) Si te mareas, busca una superficie estable
Cuando te marees porque estás enfermo o porque has bebido de más, y sientas que el mundo se mueve a tu alrededor, coloca las manos con firmeza sobre una superficie estable y horizontal. Eso te ayudará a recolocarte.
3) Si se te duerme un brazo, mueve el cuello
Cuando se nos duerme un brazo, sentimos un molesto hormigueo o absolutamente nada. Intenta mover el cuello suavemente de un lado a otro para asegurarte de que los músculos de la zona no están pinzando los vasos sanguíneos.
4) Distrae a tu cuerpo para quitarte el hipo
Los científicos parecen estar de acuerdo en que, para curarlo, lo mejor es distraer al cuerpo para que preste atención a otras cosas más importantes. Una forma de hacerlo es aumentar los niveles de CO2 en nuestro cuerpo aguantando la respiración o respirando dentro de una bolsa.
Otra es estimulando el nervio vago que comunica el estómago con el cerebro: masticar hielo, comerse un limón, tirarse de la punta de la lengua.
5) Duerme sobre tu lado izquierdo para evitar la acidez
Un estudio demostró que tras varios días dando a varios voluntarios comidas ricas en grasas, y haciéndoles tumbarse en distintas posturas durante unas cuatro horas después de esas comidas, los que se tumbaban del lado derecho sufrían significativamente más de reflujo gástrico que los que no.
DC/VT