En México, un bebé que con tan solo 10 meses pesa 28 kilogramos no solo puso en alerta a sus padres, sino a la comunidad médica en general por su anormal sobrepeso, que equivale al de un menor de 9 años.
Según medios locales, Luis Manuel nació con la talla y el peso propios de un recién nacido, pero comenzó a engordar aceleradamente. Esto no solo le provocó dificultad para moverse, sino para dormir y respirar. Fue entonces cuando los médicos pensaron que se trataba de una enfermedad genética, conocida como ‘síndrome de Prader-Willi’, que provoca graves problemas de obesidad y diabetes.
Sin embargo, este viernes un nuevo diagnóstico del cardiólogo mexicano Gustavo Orozco, divulgado por la agencia EFE, señala que se trata de “obesidad prenatal por inflación celular”, provocada por una deficiencia de grasas en la sangre y en la leche materna.
Orozco explica que esta condición hace que el niño crezca de “manera desordenada”: un nivel de inflamación celular normal equivale a 6 puntos, mientras que Luis Manuel presentó 23.
Luego de análisis bioquímicos especializados, se concluyó que el fenómeno inflamatorio era provocado por la ausencia de EPA y DHA (ácidos grasos Omega-3), cuya deficiencia fue del 93% y el 3% respectivamente.
Esta última, presente en la leche materna, contribuye al funcionamiento de la hormona tiroidea T3, que acelera el metabolismo. “Es la que activa el metabolismo y, por tanto, “evita la obesidad en los bebés”, asegura el cardiólogo.
El pequeño se someterá a un tratamiento hormonal con T3 y Omega-3. “Esperamos que en 3 meses logre reducir el 40% de exceso de grasa corporal, con unas posibilidades de éxito del 40%”, manifestó Orozco.
DC/Agencias