Entre los efectos no deseados de la globalización financiera se encuentra el surgimiento de distintos medios que han llevado al fortalecimiento de las actividades ilícitas, como el lavado de dinero, reseñó AntilavadodeDinero.
Algunos gobiernos, en busca de un mayor desarrollo y mejorar su posicionamiento y competitividad en este nuevo mundo fortificado por los avances tecnológicos y surgimientos de economías emergentes, han propiciado las condiciones necesarias en sus sistemas para convertirse en espacios atractivos para realizar inversiones tanto para activos que provienen de actividades lícitas como ilícitas, estos espacios han sido denominados como paraísos fiscales que dentro del mundo globalizado han tenido un gran recibimiento por los grandes capitalistas.
No obstante, es por esto mismo que algunas actividades ilícitas como la anteriormente mencionada se ha convertido en un problema de coyuntura internacional ya que su impacto traspasa las fronteras y afecta a los estratos sociales más bajos.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y Oxford Committee for Famine Relief (Oxfam), los paraísos fiscales son uno de los principales causantes de pobreza y desigualdad en la región latinoamericana ya que los sistemas tributarios se apoyan de forma particular en los impuestos sobre el consumo, que resultan especialmente gravosos para los grupos de ingresos bajos y medianos.
Los sistemas tributarios de la región suelen estar orientados a los ingresos laborales que a las ganancias de capital y a menudo carecen de impuestos sobre los bienes inmuebles (o bienes raíces), propiciando de dicha manera un incremento de la concentración de la riqueza, mayor a la concentración de ingresos que podría tener el Estado.
La recaudación del impuesto sobre la renta personal es baja, especialmente entre los grupos con ingresos más alto, lo cual ha permitido que las fortunas de los multimillonarios de la región se sigan incrementando paulatinamente. De acuerdo a estimaciones de Oxfam entre 2012 y 2015 las fortunas de los ricos han crecido en promedio un 21%, es decir, ha aumentado seis veces sobre el Producto Interno Bruto (PIB)(1) de la región.
Esto afecta de manera directa a las personas vulnerables (pobres) y de ingresos medios, ya que el incremento de los ingresos tributarios es clave para una inversión pública que propicie el goce de acceso a bienes públicos de calidad en el ámbito de la educación, salud, transporte e infraestructura.
P.