En el hospital Hna. Isabel López de San Francisco de Guayo, parroquia Padre Barral, municipio Tucupita, en Delta Amacuro se vive una crisis hospitalaria sin antecedentes donde se trabaja con lámparas en los últimos quince días, y la comitiva que se trasladó hasta Tucupita esperan ser tomado en cuenta en el puerto de Volcán, lugar donde impera la ley del contrabando de carburantes.
Galenos del hospital de Guayo deben cocinar las jeringas para reciclarlas, aplicar de dosis reducida de tratamientos para poder atender a la mayor cantidad de pacientes, y se ven obligados a permitir la salida de enfermos a sus casas ante la falta de medicina, mientras algunos han fallecido por la falta de medicina, ya este centro de salud ha alcanzado un nivel denigrante que tal vez se complique mucho más.
A este escenario se le suma la inexistencia de un registro creíble y oficial de los casos de decesos en el mencionado centro.
Según algunas fuentes extraoficiales, los decesos son muy elevados, pero, para las estadísticas oficiales no existen, y han sido reiteradamente negados por Martín Márquez, Coordinador de Salud en Delta Amacuro.
Este panorama salió a relucir después de conocerse el caso de Roselindo Jiménez, joven de 16 años de edad, estudiante de 5to. Año de bachillerato en el Liceo Bolivariano que funciona en San Francisco de Guayo.
Jiménez, sufría de una obstrucción intestinal con una data de 10 días, habiendo acudido al centro de salud, no pudo recibir la atención requerida, por lo cual había retornado a casa de un familiar y prácticamente estaba esperando su muerte.
La noche del domingo, los gritos de dolor del joven alertó a los vecinos y algunas personas se solidarizaron, pero era muy poco lo que podían hacer porque dependía de un traslado a Tucupita y faltaban los recursos. Finalmente fue trasladado vía aérea hasta el hospital Dr. Luis Razetti de Tucupita.
DC | Fe y Alegría