No me voy a referir, a quienes se juramentaron, que fueron los mismos Alcaldes que firmaron el presupuesto a Nicolás, pero que además, una vez presentado el quiebre de este régimen, fueron y se juramentaron legitimándolo. La democracia avanza sobre el planeta, las dictaduras pueden ser transitoriamente soportadas pero no aceptadas. Razón que explica por qué este Régimen, quiere aparecer vestido con ropa democrática. Más aún, quiere ser reconocidos como democráticos e, incluso, como una forma superior de democracia. Esta la que gobierna en Venezuela, es de las denominadas, dictaduras de ocasión, que son las que han surgido del quiebre de una democracia.
La condición política no es natural sino adquirida. Llegar a ser ciudadano autónomo implica someterse a un largo proceso de aprendizaje. Vivir en una democracia no es por lo tanto fácil ya que implica aceptar posiciones contrarias y convivir con ellas; nos gusten o no. Conocer los límites que separan el mundo privado del político, tampoco es fácil. A muchos resulta más cómodo delegar su responsabilidad ciudadana que asumirla. Hay incluso quienes no soportan la posibilidad de ser libres, y la política se convierte para ellos en un espacio de regresión a las etapas más infantiles, cuando había siempre alguien que decidía por nosotros. Los dictadores, no sé cómo y por qué, tienen ese sexto sentido que les permite captar las debilidades humanas y, lo que es peor: abusar de ellas.
Este régimen, está legitimado por la democracia, lo quieran o no reconocer, producto del desencanto de la política tradicional. Se ha encargado, después de ganar las elecciones de concentrar todo el poder, en esta Asamblea Nacional Constituyente, amordazan los medios, manipula la educación, favorecen la corrupción, y se han olvidado de sus promesas de apoyar a los más desfavorecidos, que han sido sus votantes engañados con falsas promesas incumplibles.
La prestigiosa organización internacional Human Rights Watch en su informe anual de 2016 ha considerado a los populistas como la mayor amenaza a la democracia y a los derechos humanos a nivel mundial.
La democracia, que vive de las elecciones, se convierte así en un simulacro de sí misma. Ha tenido lugar, mediante el forzamiento de elecciones, muchas veces innecesarias, con una degradación de la vida ciudadana. Opositores terminan dudando de la vía electoral, sin tener otra que recorrer. Un sentimiento de apatía y frustración se apodera de las conciencias políticas. Si eso ocurre, el dictador ha logrado un objetivo adicional, destruir por medios políticos los cimientos morales de una nación. La democracia se convierte, bajo esas condiciones, en el escenario de una serie de rituales destinados a cementar la autoridad del dictador. Los opositores esclarecidos, sin embargo, se esforzarán en mantener vivo el ideal democrático pues saben que toda dictadura tiene un tiempo marcado en la historia. Y, además saben que más temprano que tarde, los medios políticos de los que usa y abusa este Régimen, se volverán en su contra. Este Régimen, intenta convencer a todo el mundo que la suya no es dictadura ya que realiza elecciones. Pero la democracia eso lo sabemos todos es algo mucho más profundo que la realización periódica y ritual de elecciones.
El caso más conocido fue el de la dictadura de Hitler. Fue el mismo Hitler quien inició una costumbre dictatorial que ha hecho escuela, la de legitimar su poder mediante elecciones y consultas como lo ha venido haciendo este régimen. Pinochet y los dictadores militares uruguayos intentaban consolidar su poder mediante elecciones. Muchos dictadores no sólo recurren a las elecciones. Además, abusan de ellas. Hay incluso regímenes dictatoriales donde hay más elecciones que en regímenes democráticos. En este sentido puede decirse que algunos dictadores han comprendido que mediante la perversión del sistema electoral pueden tener lugar avances más expeditos hacia el poder que mediante su supresión. Ello implica por cierto, correr el riesgo de perder pero de forma controlada y cediendo una que otras circunscripciones como en el caso venezolano, ya se negocio son 32 Alcaldías para sectores de la oposición.
En nuestro caso, no se han suprimido algunas prácticas políticas, incluyendo a la más política de todas, que son las elecciones. Pero han convertido a las elecciones en un medio de acumulación de poder, pues a la mayoría de los dictadores no les interesa gobernar sino sólo aumentar sus cuotas de poder.
Nicolás se ha puesto muy generoso, en estos últimos periodos electorales y extremadamente agresivos con quienes osan adversarlo. Las amenazas, los insultos, las extorsiones, se han convertido en el pan de cada día. Han aparecido, por todos lados, supuestas conspiraciones, intentos de magnicidios, amenazas de invasiones de países extranjeros, peligros de guerra con naciones vecinas. Logra crear un clima de miedo, incluso de terror, hecho que obliga a muchos de sus potenciales adversarios a no concurrir a las urnas, y si lo hacen, van tan atemorizados, que terminan votando a favor del dictador. Por si fuera poco, el dictador ordena a sus esbirros judiciales proscribir las candidaturas de los adversarios que estén en condiciones de lograr altas votaciones. Esa es una de las muchas razones que explican por qué no hay profesión más inmoral y degradante que la de un juez de una dictadura. El método de las “inhabilitaciones” judiciales inventado por Mussolini y reinventado por la teocracia persa, ha hecho escuela en Bielorusia y en Rusia. Y en otras lugares también.
DC / Dr. Johnny Galué / Abogado, Político / @COOTUR