Al final del año, la Natividad. Por Luis Acosta
Siempre es grato llegar a alcanzar y vivir la Navidad. Esos 24 y 25 de diciembre se anhelan cada ano así se tenga poco para disfrutarlos. En efecto, esos días de pascua son especiales. Las familias se acercan y se buscan y, por otro lado, se olvidan un poco de las diferencias y los rencores. Lo grato de todo es lo bueno y lo ingrato es que el gobierno esté bien y el conglomerado este mal. En este sentido, todo gobierno esta obligado a que no sea así. Sin embargo, el año 2017 ha sido muy accidentado; la alimentación sigue siendo un problema social y económico de difícil solución. Las medicinas acosan a la salud en vez de ayudarla, y el encuentro con ellas es fastidioso porque se agrega la propia escasez. Luego, se ha convertido en un mal de salud pública complejo y dificultoso. Sobre la delincuencia, las noticias parece son buenas; según los órganos de control, los delitos han mermado hasta en un 40%. Pero al otro día la prensa del país informa de accidentes y siniestros repetitivos.
Por otra parte, la inflación que es el impuesto más caro, pesado y crítico que golpea los pueblos, viene alejándose del control del gobierno y de los precios. El arreglo parcial de esta amarga situación lo constituye un arreglo político decente, sin complejos y fuera de controles porque es peor controlar que liberar. En este sentido, el gobierno sabe que el problema inflacionario solo se resuelve con producción. Mas, la producción no llega sola. Hay que programarla, protegerla, dirigirla, financiarla y darle tiempo. Asimismo, no con poco dinero e inversiones sino, además, con mucha habilidad distributiva, razonamiento político y sentido práctico. Luego, las cosechas tienen que ser consensuadas y ordenadas, de suerte que los tiempos de la una no tenga choques con las otras. Aquí tiene mucho que ver, principalmente, la distribución y la prioridad entre los campesinos y empresas del campo para que los trabajadores de las tierras no se por el agente de turno y sus problemas, de pronto, no sean vistos por los dirigentes con igual sentido. Entonces, las diferencias son más notables cuando el uno le quiere ganar al otro y no se alían los conceptos. También, hay que vigilar la rotación de los cultivos para cuidar la tierra. Otras cosas inclemente es la exagerada vocación del gobierno de informar pero el hilo de la información parece temer a lo institucional y no hay trabajos de enseñanza. Por otro lado, no hay un sentido respetuoso en las relaciones gobierno-oposición que dejen ver un sentido de nación en sus parrillas. En efecto, gobierno y oposición, sin ponerse de acuerdo o haciéndolo, deberían coincidir sobre los insumos educacionales que necesita la república. En este sentido, si los intereses son los mismos, y los presupuestos tienen naturaleza nacional, entonces las diferencias debían estar en los volúmenes y no en los contenidos. Los políticos parecen manejar intereses y conceptos ajenos a Venezuela y estos inexplicables son lo que tienen dislocado el factor público porque el estado anda por un lado y los agentes públicos por el otro.
Por todo esto, la Nación necesita que sus hijos mediten sobre lo que se está provocando y los resultados que se obtienen. En otras palabras, la oposición va de la mano con Estados Unidos, Alemania, Inglaterra y Francia y el gobierno con Rusia, China e India. A todas estas, luce que el pueblo sigue solo y entre peleadores. Así pues, invitamos a discutir, definitivamente, la problemática o negociación necesaria, pero respetando las reglas del juego, en iguales condiciones e independizar, sin ventajas, los órganos electorales. En efecto, que los sustentos de la republica no se vayan de un lado ni se alejen de lo neutral que el país lo pide y nadie lo da. Entonces, de momento, vamos a disfrutar a plenitud y con fe y esperanzas LAS NAVIDADES. En el entendido de que el próximo año ¡todo lo vamos a resolver!
DC / Luis Acosta / articulista