Warner Jiménez, otro alcalde exiliado que desestimó elecciones municipales

Al mismo tiempo que denunciaba la existencia de presos políticos en Venezuela y promocionaba un libro sobre las vivencias de Leopoldo López en la cárcel militar de Ramo Verde, a los oídos de Warner Jiménez llegó la advertencia de que sería el siguiente en ser capturado por adversar al gobierno de Nicolás Maduro.

“Váyase: la orden del alto gobierno es agarrarlo”, fueron las palabras que le esbozaron. Era 25 de agosto de 2016 y Jiménez, dirigente de Voluntad Popular y alcalde de Maturín —capital del estado Monagas— afinaba detalles para organizar una marcha denominada “Toma de Caracas” que buscaba promover un referéndum revocatorio contra Maduro.

Pese a la advertencia no se alteró. Desde que asumió la Alcaldía a finales de 2013, el burgomaestre denunció ser víctima de persecución por parte del oficialismo, al que constantemente acusaba de sabotear su gestión al desalojar a sus empleados de las oficinas, de esparcir basura por la ciudad y de dañar las obras que inauguraban.

Con el paso de las horas la amenaza se convirtió en realidad: aproximadamente a las 8:30 pm, funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) irrumpieron en la vivienda de Jiménez, al que buscaban alegando que un tribunal había emitido una orden de captura en su contra.

Aunque en un principio desestimó que en la mañana de aquél día lo fueran a detener, poco antes de que la Dgcim arribara su vivienda, Jiménez pudo corroborar que irían por él.

“En los pasillos de la sede de los tribunales un obrero recogió un documento que había caído al suelo. Cuando lo recogió vio que tenía mi nombre, por lo que filtró la información: una persona llamó a otra, y a otra, hasta que me llegó el dato y me refugié”, recordó Jiménez en declaraciones a El Nacional Web.

Recalcó que para enterarse hubo funcionarios de instituciones gubernamentales que jugaron un rol fundamental. “Como pasó recientemente con Antonio Ledezma, hubo empleados del régimen que están en desacuerdo con la situación del país y colaboraron”, agradeció.

Enseguida se sumió en la clandestinidad. Mientras la Dgcim allanaba su casa, sus oficinas y la propia sede de la Alcaldía, el dirigente se distanciaba de alcabalas, impedía ser visto públicamente.

“Me rapé el cabello, me dejé la barba y cambiaba de casa dos o tres veces al día, gracias a mucha gente que me ayudaba. Había escapado de milagro y sin ningún tipo de equipaje más de lo que tenía puesto cuando presenté el libro”, agregó Jímenez.

Sobrevivir a una tormenta para salir de Venezuela

Luego de tres semanas escondido entre Monagas y otros estados del oriente del país, conjuntamente con Voluntad Popular Jiménez tomó la decisión de irse al exilio para no convertirse en otro preso político.

Se trasladó hasta la costa del estado Sucre y después de dos intentos fallidos por abandonar el país, abordó una lancha con destino a Trinidad. El trayecto, sin embargo, no fue tranquilo.

“A seis horas de estar en altamar nos agarró una tormenta. Se mojó el GPS y pasamos día y medio perdidos entre el mar Caribe y el océano Atlántico. Cuando nos acercamos a la costa, unos pescadores nos avistaron y rescataron, sin esa ayuda hubiéramos fallecido”, relató el funcionario.

Con el paso de las semanas arribó a Estados Unidos, donde ha denunciado las arbitrariedades que asegura ha cometido el gobierno de Maduro. También pudo reencontrarse con otros alcaldes exiliados como Ramón Muchacho (Chacao); David Smolansky (El Hatillo) y Gustavo Marcano (Lechería), quienes también huyeron luego de que se emitieran órdenes de captura en su contra.

Elecciones municipales sin sentido

Acerca de las elecciones municipales pautadas para el 10 de diciembre, Jiménez advirtió que no tiene sentido que la oposición acuda a la contienda, pues según su criterio no están dadas las condiciones para participar ni para ejercer los cargos.

“En dictadura el gobierno no le da importancia a alcaldes y gobernadores (tanto del Partido Socialista Unido de Venezuela como de la Mesa Unidad Democrática) porque no tienen ningún peso desde el punto de vista del poder, más allá de un mero aglutinamiento”, analizó.

Jimenez aseveró que ni alcaldes ni gobernadores tienen facultades para solucionar la crisis que atraviesa Venezuela y tampoco pueden socavar las necesidades de los ciudadanos.

“Los alcaldes y los gobernadores no deciden políticas económicas, fiscales, habitacionales ni de seguridad, que son los ámbitos que tienen todo destrozado”, añadió.

Aunque dijo respetar a quienes se mantienen firmes en sufragar, no convalidó el argumento de preservar espacios y que en su momento era parte de las opciones para presentar una propuesta distinta al chavismo.

“Por conservar una alcaldía no podemos legitimar a un régimen considerado por el mundo como una dictadura atroz que viola los derechos humanos”, reflexionó.

Sin expectativas sobre el diálogo

El diálogo entre la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y representantes del oficialismo no arrojará resultados positivos para Venezuela, sostuvo Jiménez.

“El régimen busca ganar tiempo. No actúan de buena fe”, deslizó.

Exhortó a la MUD a no ceder en buscar la liberación de los presos políticos, el cese de la persecución hacia la disidencia, y la apertura de un canal humanitario, así como el reconocimiento a la Asamblea Nacional y consecuente desconocimiento a la asamblea nacional constituyente.

“Más importante que el diálogo debe ser la unidad de la oposición de cara a las presidenciales de 2018: unidos será prácticamente imposible que nos derroten, de lo contrario aprovecharán nuestras divisiones como ocurrió con las elecciones de gobernadores”, puntualizó.

DC | El Nacional

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