No es el primero sino el tercer idioma con mayor cantidad de hablantes nativos en el mundo, con un estimado de 400 millones.
Pese a ello, el inglés ha sido considerado como la “primera lengua franca global”.
Su dominio en Internet sigue siendo diáfano con 985 millones de usuarios hasta junio de 2017, cuando superaba en más de 200 millones a la cantidad de usuarios en chino, de acuerdo con cifras del sitio Internetworldstats.com.
Según estimaciones del lingüista británico David Crystal hay en el mundo entre1.500 y 2.000 millones de personas capaces de comunicarse en inglés, lengua que goza de un “estatus especial” en unos 70 países y que en la actualidad es la que más se enseña como idioma extranjero.
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A pesar de esto, el gobierno de Irán anunció este fin de semana una prohibición para que se enseñe inglés en sus escuelas primarias.
“La enseñanza de inglés en las escuelas primarias públicas y privadas dentro del currículo oficial va en contra de las leyes y de las regulaciones”, dijo Mehdi Navid-Adham, jefe del Alto Consejo de Educación durante una comparecencia en televisión el sábado por la noche.
El funcionario advirtió que la impartición de clases de inglés fuera del currículo escolar también podría ser prohibida.
Desde la guardería
La enseñanza del inglés en Irán normalmente se inicia en la escuela secundaria, cuando los niños tienen entre 12 y 14 años.
Sin embargo, hay algunas escuelas primarias en las que se imparte, así como también hay muchos niños matriculados en academias de idiomas donde lo aprenden fuera del horario escolar.
El líder supremo de Irán, Alí Jamenei, cuestionó que la enseñanza del inglés se hubiera extendido hasta las guarderías.
También con frecuencia los niños pertenecientes a familias con mejor situación económica que acuden a escuelas privadas reciben clases de inglés desde que empiezan el preescolar hasta que culminan el bachillerato.
¿Y entonces, por qué se prohíbe ahora?
“Esto se debe a que es en la educación primaria donde se forma a los estudiantes sobre las bases de la cultura iraní”, explicó Navid-Adham.
La posibilidad de que una decisión de este tipo fuera adoptada ya había sido anticipada desde mediados de 2016, cuando el líder supremo de Irán, ayatolá Alí Jamenei, criticó cómo la enseñanza del inglés se había extendido hasta las guarderías y señaló que al ser impartido durante las primeras etapas de la educación abría el camino para una “invasión cultural” occidental.
“Esto no significa oponerse al aprendizaje de idiomas foráneos, sino a la promoción de una cultura extranjera en el país y entre los niños, los adolescentes y los adultos más jóvenes”, dijo durante un discurso a un grupo de maestros.
“Los estrategas políticos occidentales han dicho una y otra vez que “en lugar de ir nosotros a conquistar países como en la era colonial del siglo XIX y nombrar un gobernador militar y gastar dinero enviando armas y haciendo la guerra; mejor, más fácil y menos costoso que eso es infundir nuestra forma de pensar en las mentes de sus élites y académicos y luego enviarlos de vuelta a sus países, donde se convertirán en nuestros soldados sin salario”, agregó.
Pulso
En aquel momento, la postura de Jamenei fue cuestionada por el presidente iraní, Hassan Rohani.
“¿Por qué en Europa los estudiantes tienen que aprender dos idiomas adicionales a su lengua materna pero en este campo nosotros estamos un paso por detrás?”, dijo dos días después del discurso de Jamenei.
Las autoridades no quieren que los niños aprendan inglés en la primaria porque en esa etapa se forma a los estudiantes sobre las bases de la cultura iraní.
“Hoy, gracias a su suficiencia en inglés, el subcontinente indio, con una población de más de dos millones de personas parece estar siendo muy exitoso en el campo de la tecnología de la información. Debemos aprender un idioma que creará más empleos para las generaciones futuras y que fortalecerá nuestras relaciones económicas“, agregó.
En su momento, algunos analistas interpretaron aquellas palabras de Rohani como parte de un pulso que mantenía con Jamenei en el contexto de la definición del lugar de Irán en el mundo.
Mientras el mandatario buscaba vincular más al país con las corrientes globales, el líder supremo apostaba por la resistencia interna como forma para sortear las dificultades económicas que enfrentaba al país.
Por ahora, al menos en relación con la enseñanza del inglés, esa pelea parece haberla ganado el líder supremo.
DC | La Tercera