No es sorpresa que el lago Baikal, en Siberia, Rusia, encuentre la manera de parecer bello, sofisticado y fascinante, a los ojos de cualquiera. Por su inigualable profundidad que invoca al misterio, y sus cerca de 25 millones de años (que le convierten en el lago más antiguo del planeta), el lago Baikal o el Ojo azul de Siberia, ha sido estudiado por numerosos especialistas que encuentran en él fascinantes características sobre su naturaleza.
De este lago se ha advertido mucho: el hecho de que se trate de un vestigio que es capaz de contarnos el origen del mundo, o la posibilidad de que en un futuro, este lago se transforme en océano y divida a Europa de Asia. El mismo hecho de situarse sobre el punto de encuentro de placas tectónicas divergentes confirma que se trata de un punto geográfico en el planeta bastante singular.
Pero no todo en su importancia se trata de datos. El lago Baikal, que figura una media luna, se congela de una forma muy peculiar. Incluso el hielo puede llegar a ser tan grueso que algunas personas han logrado conducir un auto sobre él. De ahí que se le pueda ver casi la mitad del año petrificado por el clima glacial del país; petrificada su inmensidad, sus entrañas y hasta su fuerza. Porque si bien estamos hablando de un lago que podría ser océano, la fuerza con la que sus aguas se mueven, congeladas, cautivan hasta la mirada más distraída.
En el siguiente video te mostramos este seductor fenómeno. Las bajas temperaturas congelan las “olas” que se forman en sus costas, y lentamente, con la fuerza de un mar, se asoman a la tierra, solidificándose y transformándose en cristales de hielo.
P.