Las dos Coreas dieron este miércoles un paso más en el incipiente deshielo de sus relaciones, al menos en el terreno deportivo. En las conversaciones comenzadas la semana pasada en la línea de demarcación entre ambas, han acordado desfilar juntas y bajo una bandera de unificación en la inauguración de los Juegos Olímpicos el 9 de febrero en Pyeongchang, en el sur. Es la primera vez que se presentarán juntas en unos Juegos de invierno. También presentarán un equipo de hockey femenino con jugadoras de ambos países.
Corea del Norte enviará finalmente una delegación muy sustancial, de unas 550 personas. De ellas, 230 serán animadoras; 140 músicos y 30 luchadores de taekwondo que participarán en demostraciones de este deporte autóctono de la península, según un comunicado conjunto distribuido por el Ministerio de Unificación surcoreano. A los Juegos Paralímpicos se desplazarán 150 atletas, en la primera participación norcoreana en esta competición en su modalidad de invierno.
La delegación norcoreana comenzará a llegar al sur ya la semana que viene, el día 25, y ha propuesto desplazarse por tierra al país vecino. Es una ruta que genera complicaciones de seguridad: tendrán que cruzar la Zona Desmilitarizada, la franja de dos kilómetros de ancho que separa a los dos países técnicamente aún en guerra y en cuya aldea de paz de Panmunjom se han celebrado las conversaciones sobre la participación del norte en los Juegos.
Las dos delegaciones acordaron también celebrar un evento cultural conjunto en el monte Kumgang, en la costa este norcoreana, antes de los Juegos. Además, los esquiadores surcoreanos irán a la estación de esquí de Masikryong en el Norte para entrenarse con los atletas del país vecino.
Aunque será la primera vez que los atletas de los dos países marchen bajo una bandera única en los Juegos de invierno desde la división de la Península en 1945, ya lo habían hecho en dos ocasiones previas en las Olimpiadas de verano: en Sidney en 2000 y en Atenas en 2004. Será, además, la tercera vez que los dos países presenten un equipo unificado, informa Efe. Lo hicieron en 1991, cuando participaron de manera conjunta en los Mundiales de pingpong en Japón y en el Mundial sub-20 de fútbol en Portugal
Estas conversaciones, con tres representantes por banda, eran las primeras directas entre los dos países desde hace dos años, y se celebraban en un gesto de distensión después de meses de elevadísimas tensiones en la península en torno al programa nuclear norcoreano.
El anuncio de este miércoles llega al tiempo que los ministros de Exteriores de una veintena de países se reunían en Vancouver (Canadá) para tratar sobre ese programa nuclear. Los ministros expresaron su apoyo a las conversaciones intercoreanas, al tiempo que se mostraron de acuerdo en obligar a que Corea del Norte cumpla las sanciones internacionales.
Las dos Coreas presentarán los resultados de sus conversaciones al Comité Olímpico Internacional (COI) el sábado en Lausana (Suiza). Aunque no se espera que ese organismo presente objeciones, el COI tiene que dar el visto bueno a la participación de los atletas norcoreanos. Tan solo dos de ellos, dos patinadores, habían logrado clasificarse para la fase final de la competición, pero no se habían inscrito dentro de los plazos previstos para participar.
Con la participación del Norte en unas Olimpiadas que Seúl presenta como un símbolo de paz, Corea del Sur ya ha logrado uno de sus objetivos: asegurarse de que mientras duren los juegos no habrá sobresaltos en forma de pruebas de misiles o de bombas nucleares norcoreanas.
El “sí” norcoreano representa también un espaldarazo para el presidente del sur, Moon Jae-in. Moon ha hecho una apuesta personal por las conversaciones entre las dos Coreas, en la creencia de que puede ayudar a resolver que genera la creciente belicosidad del norte con su programa armamentístico y facilitar un entendimiento entre Pyongyang y Washington. Desde su llegada al poder en mayo pasado, el jefe de Estado ha prometido combinar el diálogo con las sanciones para presionar al régimen de Kim Jong-un.
En el Sur, la perspectiva de acoger a las animadoras norcoreanas ya ha empezado a despertar expectación. Pyongyang ya envió en el pasado un equipo para alentar a los deportistas en otras competiciones organizadas en territorio surcoreano: los Juegos Asiáticos de 2002, la Universiada de 2003 y los Campeonatos de Atletismo Asiáticos de 2005. Entonces, la actuación del conjunto y sus movimientos perfectamente sincronizados causaron gran sensación.
Posteriormente se supo que una de las componentes del equipo de 2005 fue Ri Sol-ju, la esposa del hoy líder supremo norcoreano, Kim Jong-un.
Las integrantes de estos conjuntos de animadoras, según recuerda la agencia surcoreana Yonhap, supuestamente son escogidas durante un estricto proceso que examina su habilidad, su apariencia física, su historial familiar y su lealtad al régimen.
“Dado que las Olimpiadas son un acontecimiento que acapara la atención mundial, Corea del Norte querrá transmitir una imagen positiva a través de efectos visuales”, declaró a la agencia surcoreana Kim Young-soo, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Sogang en Seúl.
DC | El País