La Lepra es una enfermedad infecciosa que afecta fundamentalmente la piel y nervios periféricos. Es producida por el bacilo Mycobacterium leprae, descubierto en el pasado año 1873 por el médico y especialista de origen noruego Gerhard A. Hansen (1841-1912).
La patología no resulta de fácil contagio; se transmite por contacto prolongado con una persona infectada.
Considerada históricamente como “maldita” y “misteriosa”, el terror que producía la lepra conducía a recluir a los enfermos en lugares apartados.
Desde el pasado año 1987 resulta viable conseguir (a través de un tratamiento multi-medicamentoso, TMM) la cura de la enfermedad, escenario que contribuye a revertir los prejuicios y a que los pacientes busquen atención médica de forma oportuna.
En el año 1991 la Organización Mundial de la Salud, programó la eliminación de la Lepra para el año 2000; la meta no se efectuó pero, gracias a los esfuerzos conjuntos de diversas instituciones y a la distribución gratuita de medicación, durante los últimos veinte años se logró la cura de más de diez millones de disminución drástica de la cantidad de naciones donde continúa siendo un inconveniente de salud pública (esencialmente en zonas muy pobres del planeta).
En el año 2010 hubo cerca de 210 mil nuevos casos, sumando el total de afectados más de un millón y medio.
Por su parte, en 1954 el periodista y profesional francés Raoul Follereau (1903-1977), fundador de la Federación Internacional de Asociaciones Antilepra, propuso instituir este día con el propósito de sensibilizar todos los elementos en alusión de esta antigua enfermedad y alejar su imagen negativa; se tomó la fecha en que en el Evangelio ocurre la curación de los enfermos de Lepra.
La lepra resultar una enfermedad antigua, descrita ya en la literatura de las civilizaciones de la antigüedad. A lo largo de la historia, los enfermos con lepra se han visto condenados al ostracismo por sus comunidades y familias.
Segundo Enfoque