USA y la historia de una II Guerra, por Luis Acosta

Cuando el 7 de diciembre  1941, los Estados Unidos fueron atacados en Pearl Harbor por la artillería aérea japonesa, los ejércitos del III Reich dominaban la escena política mundial y Hitler ganaba la guerra. Estados Unidos e Inglaterra declararon la guerra a Japón y la dupleta Churchill-Roosevelt se encontró dentro de ella. Stalin forcejeaba y entró después en muy buen momento. En Pearl Harbor, siete acorazados y otros tantos cruceros y buques menores fueron hundidos o averiados. Este golpe redujo a la mitad la potencia naval de los estadounidenses. Así, los Estados Unidos, agredidos y heridos en lo naval por el Japón, entran en la guerra.

Para esta fecha el parte militar de la guerra anotaba que el panorama de la contienda a finales de 1941 es favorable a Hitler y sus aliados. Casi toda Europa les pertenece. Sus tropas invernan en el corazón de Rusia. La situación en el norte de África les es  propicia; dominan en los Balcanes y en el mar, los submarinos estorban los aprovisionamientos enviados por los americanos, campaña en la que cooperan eficazmente magníficos cruceros de batalla como el Scharmhose y el Greysenau de 26.000 toneladas y que es apoyada por el poderoso Bismark, acorazado de 35.000 toneladas dotado en artillería y blindajes excepcionales, todos de pertenencia alemana.

Como ha de observarse, los norteamericanos entran a la guerra en el peor momento aliado. Es decir, cuando la guerra se perdía. Entonces, obraron los norteños con tino y lealtad aliada, siendo esa su línea de acción siempre. Ganar la guerra) era lo único importante para USA. Así pues, estuvieron en Normandía el 6 de junio de 1944, ya dada una vuelta a la contienda y dominados los países totalitarios del eje Roma-Berlín-Tokio en operación  manejada por el General Eisenhower quien luego fue Presidente de los Estados Unidos. Luego, el 2 de septiembre de 1945, el General MacArthur firmó el acta de rendición de Japón a bordo del acorazado Missouri. Pero la acción de USA no se queda allí. El 6 de agosto de 1945 es lanzada la primera bomba atómica sobre Hiroshima, seguida el día 8 de otra bomba sobre Nagasaki. Esas detonaciones atómicas tornaron  resistencia inútil e imposible.

De allí, Franklin Delano Roosevelt, hombre probo y honesto, inicia, a su costo, el desarrollo de la idea de la Organización de Las Naciones Unidas como un instrumento nuevo para dirigir y dirimir la convivencia internacional. En efecto, el estadista quiso dotar a la post guerra de dicha institución, cuyo objeto es mantener la paz, arreglar los conflictos por medios pacíficos, desarrollar relaciones cordiales entre las naciones, basadas en principios de igualdad y lograr la cooperación internacional. Luego de aquella contienda mundial, y por desgracia, no se han alcanzado los fines de paz permanente y de seguridad colectiva para lo cual fue creada. De allí es vigente y pertinente el sabio pensamiento “no basta que los hombres tengan ideas, lo más importante es que esas ideas consigan hombres”. Por cierto, el Presidente Roosevelt no habría de ver su obra realizada.

De suerte que el envío de aprovisionamiento del pueblo norteño al frente de guerra y la incorporación de sus tropas y armamentos seguramente ayudaron mucho a la victoria aliada, sobre todo, en las acciones de cierre en Normandía y con las bombas de Hiroshima y Nagasaki. Pero también es cierto que muchos analistas, opinadores y críticos acérrimos de los norteamericanos no habían nacido para ese entonces y les ha costado mucho leer la historia y, por lo mismo, no han medido los efectos beneficiosos en la vida de hoy que vivimos con Cristo y no con el Diablo o Hitler. Así, los totalitarios del 41 eran Alemania, Italia, Japón y Rusia; a partir de 1945, después de haber servido al mundo y a la humanidad, Norteamérica se convierte en la nación más organizada, próspera y poderosa del planeta, bélica y políticamente, y en los tutores de la seguridad del hemisferio continental. Entonces, por ejemplo, Telesur no existía y, como dijimos, los tratadistas que operan adentro no habían nacido; de pronto, al saber todo esto, dejan de ser tan severos con los Estados Unidos, a quienes acusan de “robar” las materias primas a Latinoamérica, y ver la realidad con sentido universal para no ver a Temer como gobierno dictatorial cuando los verdaderos son Daniel Ortega, Evo y el ventarrón de Ecuador que quieren ser Presidentes por  50 años olvidando a Simón Bolívar. Así, que Telesur defienda el Sur está bien, pero que acusen al Norte de todo es injusto y no contribuye a nada… y la nada no sirve a nadie.

 

DC / Luis Acosta

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