1. El hambre emocional comienza repentinamente. Todo lo contrario a la física que ocurre gradualmente.
2. Cuando estás comiendo para mitigar un sentimiento no importa si tu estómago está lleno o vacío, sólo necesitas comer. En este caso tiendes a elegir una comida específica, ya que no te satisface cualquier alimento; una situación contraria sucede cuando es por hambre.
3. Requiere de una satisfacción inmediata. En específico sobre un alimento poco saludable.
4. No importa si estás lleno. Sientes la necesidad de seguir ingiriendo, sin importar que esto te cause malestar (dolor o inflamación).
5.Surgen nuevas emociones. Después del exceso de comida se produce una sensación de culpa.
6. Experimentas un grado de control. Con cada bocado crees que la situación empieza a tranquilizarse y te sientes más seguro de lo que va a pasar.
La American College of Cardiology, señala que un tip excelente para evitar comer por emociones es el siguiente: detente y realiza respiraciones profundas antes de empezar a ingerir tus alimentos.
Una alimentación balanceada no sólo cuida tu bienestar físico, también emocional.
DC/Salud