Los científicos descubrieron que llegar tarde podría ser efecto secundario de un tipo de personalidad. ¿Qué es lo que hace que a algunas personas les suceda de forma crónica? ¿Y por qué es tan difícil solucionarlo? Los investigadores han encontrado algunos rasgos reveladores:
«Existen todo tipo de desalientos y castigos por llegar tarde, y la paradoja es que llegamos tarde, incluso cuando esos castigos y consecuencias existen», según Justin Kruger, psicólogo social de la Escuela de Negocios de la Universidad de Nueva York (EEUU).
Una de las razones más obvias y comunes es que simplemente no evalúan con precisión cuánto tiempo les llevará una tarea, algo que se conoce como «falacia de la planificación»: la tendencia a subestimar el tiempo para concluir una tarea.
Los estudios han demostrado que, en promedio, subestimamos cuánto tardaremos en completar una tarea en un significativo 40%. Otro rasgo, que muy bien podría estar relacionado con el primero, es que los que siempre llegan tarde tienen más probabilidades de ser personas multitarea.
Un estudio de 2003 dirigido por Jeff Conte de la Universidad Estatal de San Diego (EEUU), descubrió que de los 181 operadores de Metro de la ciudad de Nueva York, los que preferían la multitarea, llegaban más tarde a su trabajo.
Dos tipos de personalidad
Mientras que los individuos de tipo A altamente orientados a los logros son más propensos a ser puntuales, los individuos de tipo B, que son más relajados y tranquilos, lo hacen más tarde.
De hecho, las personas tipo A y tipo B realmente sienten que el tiempo pasa de manera diferente. En más de tres estudios previos, Conte descubrió que, para las personas del Tipo A, 1 minuto transcurría en 58 segundos, mientras que para las personas del Tipo B 1 minuto pasaba en 77 segundos.
DC/Globovisión