Insólito. ¿Hay otro adjetivo que mejor describa a un trencito para niños que circule como unidad de transporte público? Sin la típica música infantil que acompaña los recorridos y “full” de pasajeros, el colorido tren se abre paso en la avenida La Limpia de Maracaibo, donde colecta a usuarios que, tras larga espera, encuentran alivio en sus vagones.
El risible transporte se convierte, en horas pico, en la salvación de pasajeros que esperan hasta dos horas por una unidad. Alrededor de las 5:00 pm, se puede ver cómo pasa abarrotado de personas que, entre peligro, vergüenza y risas, llegan a sus destinos.
El riesgo de un accidente es latente y consumado, borraría la gracia en que se convierte, para algunos, abordar un vehículo diseñado para el uso infantil. Es el colapso del transporte público marabino y el interés por el dinero en efectivo motiva a choferes “piratas” a aprovechar el vacío de unidades al servicio, que suma un 90% de flota paralizada.
Si el ‘trencito’ llama la atención, más lo hace un carro fúnebre, azul, que ha sido transformado en un “carrito” por puesto. Único en su transitar, se le ve en el tramo del Kilómetro 4 – Los Cortijos colectando pasajeros rezagados. “Lo maneja una mujer, es un carro azul oscuro y la gente va dentro, como si nada, riéndose”, relató un marabino.
Dentro de esta secuencia de excentricidades también destaca una grúa, modificada con techo, asientos y agarraderos, que se ha incorporado como transporte “alterno” en Socorro y Pomona.
Estos particulares casos se suman a las pick-ups, rancheras, camiones 350, “chirrincheras” y hasta cavas que reemplazan a autobuses y “por puesto”.
El escenario contrasta con “carritos” estancados en aceras del sector Santa Lucía, por la incapacidad que tienen sus choferes de reponer cauchos y piezas automotrices dañadas.
En la popular calle “Jugo” de Santa Lucía, en la avenida 3D, desfilan en una acera una seguidilla de carros. Con piedras, sostienen los rines. La mayor parte está “parada” por falta de cauchos, otros por el motor, dijeron vecinos.
Cerca de allí, en la avenida 2D con calle 87, hay cuatro carros más estacionados, casi fusionados con el piso, que antes laboraban en la ruta El Milagro. “Ninguno lo hemos podido poner a rodar otra vez, solo queda el de mi hermano, el único que está trabajando”, dijo Kelly Almarza, dueña de los vehículos.
DC / Panorama