“La masacre de Óscar Pérez se ordenó en La Habana”
Para el escritor, periodista y activista anticomunista Armando de Armas (La tabla, Mala jugada, Mitos del antiexilio) la muerte de Oscar Pérez marca un camino no solo para la liberación de Venezuela sino también de Cuba. Todo depende del uso que de este doloroso legado hagan quienes se presentan como opositores al gobierno antidemocrático que lo ejecutó.
“Oscar Pérez encarnó el arquetipo del héroe, morir pronto y con las armas en la mano. Hasta su prestancia física era la de los héroes homéricos. Comparémosla si no con la de esos falsos héroes del comunismo, por ejemplo, con las facciones mongoloides de Vladímir Ilich ‘Lenin’, la cara mofletuda de Hugo Chávez, la jeta lombrosiana del Che Guevara o el flácido físico de Fidel Castro; por no hablar de la figura feminoide de su hermano Raúl”, manifestó el intelectual cubano exiliado en Miami desde 1994.
“Solo depende de los anticomunistas regionales el entender eso y saber usar la impecable imagen y el ejemplo de Pérez para su lucha, tan bien como los comunistas han sabido usar las degradadas figuras y el ejemplo de sus falsos héroes para la propia”, advirtió este creador de ensayos y novelas donde el testimonio, la imaginación y el pensamiento logran una disección del totalitarismo caribeño, su historia, mecanismos coercitivos y simbología.
El autor de Carga de la caballería y Caballeros en el tiempo, no cree en las elecciones como método posible para derrocar el castrochavismo.
“Quien hable de elecciones para Cuba y Venezuela previas a la derrota del comunismo, sobre todo para Cuba que lleva sesenta años en lo mismo, solo estaría ayudando, consciente o inconscientemente, a que ambas dictaduras ganen tiempo y permanezcan en el poder. No es posible que la oposición gane ninguna elección en ninguno de los dos países. Las elecciones son para sus regímenes solo un medio para legitimarse en el poder; no para perderlo”.
De Armas está convencido de que solo una operación militar, interna o externa, “con más probabilidad una externa, puede desalojar al comunismo de ambas naciones y del ámbito regional”.
“Si ello sucede en Cuba, cosa que recomiendo, el régimen de Venezuela caerá por su propio peso. Si ello sucede en Venezuela, entonces permanecerá en Cuba, en Bolivia, en Ecuador, y pronto en Colombia, además de que podría regresar nuevamente a Venezuela. La madre del comunismo regional no está en Caracas, está en La Habana, pues es allí donde está la experiencia heredada de los servicios de inteligencia de la URSS y el Bloque Comunista del Este, las metodologías, la pulsión ideológica, los contactos y el apoyo internacional”, insistió el literato, cuyo más reciente ensayo, Los naipes en el espejo, analiza varios de los falsos mitos creados por la izquierda en Estados Unidos y otros países.
“La izquierda internacional lo entiende muy bien y por ello estaría dispuesta a sacrificar el chavismo, pero nunca al castrismo. Fíjate si no cómo Estados Unidos ha aplicado sanciones a Venezuela sin mucha protesta internacional mientras en el caso de Cuba se convierte en un problema de dimensiones planetarias. ¿No acaba de decir en un informe tras su reciente viaje a La Habana la alta representante de la Unión Europea, Federica Mogherini, que Cuba es una democracia de partido único? Por cierto, la Unión Europea, la Organización de Estados Americanos y la Organización de Naciones Unidas no son la solución del problema para Cuba y Venezuela, son el problema. La masacre de Oscar Pérez y su grupo no se ordenó en Miraflores, se ordenó en La Habana”.
Armando de Armas presenta el próximo viernes, a las 7:30 pm, sus más recientes novelas: Escapados del Paraíso (Colección Fugas) y El guardián en la batalla (Neo Club Ediciones, Premio Reinaldo Arenas 2017), en Altamira Libros, librería que se ha convertido en sitio de encuentro de autores venezolanos y cubanos exiliados en Miami. El escritor firmará ejemplares, conversará con los asistentes y leerá un cuento de su próximo libro, 6 balas y un 38 para el arlequín, que publicará este año la Colección Fugas.
DC | El Nacional