El hombre, que trabajaba como conductor de servicio público pero ahora está desempleado, dice que los alimentos que consigue son para sus hijos.
José Romero estaba buscando a sus pequeños en la escuela pero de repente no pudo caminar más y decidió sentarse. No sabe bien si se quedó dormido junto a su niño o perdió el conocimiento. Contó que hacía dos días no comía.
“Todo lo que yo tengo es para dárselo a ellos. Lo que yo me iba a comer es para ellos y ya el físico no me da”, explicó Romero.
Un transeúnte, al ver la situación, decidió ayudarlo de inmediato y junto a un amigo comprarle alimentos.
Él se sintió conmovido por la situación: “dijo que no le diera la empanada a él sino a los niños. Eso ‘le enfría el guarapo’ a uno”, dijo a Caracol.
El hombre llevaba 25 años trabajando como conductor público, pero hace un año se dañó el autobús que conducía.
“Mientras yo tenga comida a mis hijos no le va a faltar nada, así yo no coma. Cualquier padre lo haría”, asegura.
Estos casos son cada vez más comunes en Venezuela. Según Caritas, la desnutrición infantil ha aumentado en 75% en las zonas más humildes del país.
DC | Caracol