Esta insólita área natural, que se encuentra ubicada en el estado de Arizona (EE. UU.), forma parte de la reserva Paria Canyobn-Vermillion Cliffs Wilderness y es popularmente conocida con el nombre de The Wave (traducido al castellano, ‘la ola’).
La particular forma de estas olas de piedras areniscas de distintas tonalidades, con remolinos y giros, es el resultado de la erosión provocada por el viento durante el largo transcurso de los siglos. Según los científicos, antiguas dunas de arena se convirtieron en roca dura y compacta, calcificándose en capas verticales y horizontales, lo que le da el espectacular aspecto que hoy vemos.
El contraste de sus colores –desde el negro y el marrón al beis y el blanco– con el intenso cielo azul logra el resto de la impactante composición visual que podemos observar en fotos como la de arriba, con esas ondas que se curvan y ondulan a través de todo el paisaje. Este exótico paraje se formó hace 190 millones de años, durante el periodo Jurásico. Los que acuden al lugar aseguran que es como visitar otro planeta, ya que, es tan diferente a lo que han visto antes, que se sienten allí como extraterrestres.
Eso sí, para poder entrar en el lugar hay que solicitar un permiso de acceso, y solo se conceden diez al día. ¿A qué se deben estas cuotas? A que se trata de una formación de naturaleza muy frágil y, por tanto, los visitantes deben tener mucho cuidado de no causar en el entorno ningún daño. Así que, los interesados en viajar al lugar, y ser uno de los pocos afortunados que pueden visitarlo, deben solicitar un pase al centro de visitantes de Kanab con varios meses de antelación. Aunque no todo está perdido para aquellos que se presentan en The Wave sin la pertinente solicitud, ya que a diario se sortean otros diez pases entre aquellos excursionistas que lleguen hasta allí sin ella.
Conseguir el permiso no es el único desafío al que debe hacer frente quien tiene la suerte de acercarse hasta allí. Antes no se ofrecía ningún mapa para orientarse en el recorrido, tan solo las indicaciones que se podían recibir de los guardas del lugar; sin embargo, debido al gran número de personas que terminaban perdiéndose en la zona, ahora, junto al permiso para visitar el lugar, se incluyen unas coordenadas GPS de diversos puntos a lo largo de la ruta, así como un mapa fotográfico. E, incluso así, hay quien sufre algún que otro problema de orientación.
También hay que tener en cuenta la época del año en que se visita, ya que en verano la zona alcanza a menudo temperaturas que rondan los cuarenta grados centígrados. Así que si el plan es visitar The Wave en los meses de junio, julio o agosto, es recomendable iniciar el viaje muy temprano, asegurarse de llevar agua y algo de comida y cubrirse bien la cabeza con un sombrero o una gorra.
DC / Muy Interesante