Con frecuencia escuchamos a los líderes promoviendo la unidad de la oposición. En realidad, la unidad no es un propósito en sí, sino que es la consecuencia de algo que viene primero: un plan de acción compartido. Mientras no exista ese plan compartido, aceptado y respetado, no puede haber unidad en la oposición.
El fracaso del diálogo y el haberse fijado la fecha del 22 de abril para elecciones de presidente nos tiene revueltos en opiniones sobre qué hacer para salir del régimen. No tenemos, por ahora, un plan compartido y en consecuencia tampoco tenemos unidad.
Propongo un plan a continuación.
Todos los líderes de los partidos políticos de oposición se reúnen, analizan este plan, lo perfeccionan y lo aprueban. Desde ese momento hay unidad.
El plan y sus principales detalles
1-Vamos a elegir a un presidente de la República. Acordamos un candidato (abajo digo como) y vamos a las elecciones del 22 de abril (sigue leyendo que esto no es una propuesta electorera).
2-Todos los partidos y sociedad civil se organizan y actúan intensamente a favor del candidato de oposición y animan a los ciudadanos a participar masivamente.
3-Se prepara un expediente enorme de todo el proceso. Todos los ventajismos, marramuncias y trampas durante la campaña, durante el proceso electoral y sobre los resultados se registran con precisión. Lo llamaremos el expediente AAA.
4-Si el régimen, como ha sido lo usual, usa ventajismos, hace trampas y no reconoce el triunfo del candidato opositor o lo descalifica con alguna artimaña. El expediente AAA se presenta ante el TSJ en el exterior en demanda de justicia.
5-Si el TSJ falla a favor del candidato de oposición este es proclamado como ganador y presidente electo. La AN, de seguida, lo juramenta como presidente de la República.
6-El nuevo presidente pasa a ser el jefe de la oposición y líder máximo de la resistencia. Ejecuta la resistencia interna y externa y coordina todo el apoyo internacional hasta que el régimen sea removido.
Algunas personas con las que he compartido este plan me han preguntado porque no nombrar al presidente de una vez sin tener que pasar por el proceso electoral. En realidad, podría hacerse, pero al participar en la refriega electoral se logra despertar el ánimo de los ciudadanos que quieren salir del régimen y lo apoyarían masivamente con su voto y le agregaría una imagen de legalidad importante. Por otra parte, durante el proceso electoral, el candidato iría consolidando su figura como el líder indiscutible de la oposición.
Vamos ahora al cómo elegir al candidato. Las opciones más nombradas son el consenso (pocos eligen y es económico) y las primarias (muchos votan, pero es muy costoso). Hay otra opción que es la que emplean para elegir al Pontífice los católicos: el Cónclave que parece un “justo medio” entre las dos anteriores. Para crear el colegio de electores del Cónclave (unas cien personas) cada partido político de oposición asigna un único representante sin importar su tamaño y se incluye a una importante representación social, los rectores de universidades, la Conferencia Episcopal e iglesias cristianas, ONG´s mayores, Colegios Profesionales, Academias, grupos de empresarios y trabajadores y otros. La idea es que, principalmente, sea la representación de la sociedad la que seleccione el candidato a presidente y cuanto más se parezca, en su ejecución al Cónclave, pues mejor.
Seguiré hasta que tengamos un plan. Lo demás es fácil.
DC / Eugenio Montoro / montoroe@yahoo.es