La falta de sueño en los niños puede tener graves consecuencias como sobrepeso y afectaciones en el sistema inmunológico, y es un factor de riesgo para desarrollar diabetes tipo 2, advirtió hoy el médico endocrinólogo Armando Blanco López.
“No dormir afecta en muchos sentidos a los niños, pues tienen más riesgo de desarrollar enfermedades, además de que afecta en su baja estatura y talla, pues durante el sueño se libera la hormona de crecimiento”, explicó a Efe el socio titular de la Academia Mexicana de Pediatría.
El especialista detalló que el trastorno más común que se presenta en la población infantil es la apnea del sueño, la cual es la interrupción de la respiración cuando están dormidos y despiertan para volver a respirar.
“Esto se genera por la hipertrofia de las amígdalas o de las adenoides, pero también se relaciona con la obesidad, una enfermedad muy común en la población infantil en la actualidad”, señaló el experto en la víspera de la celebración del Día Mundial del Sueño.
Blanco López señaló que cuando los niños duermen poco no logran liberar melatonina, la hormona del sueño y, por el contrario, generan adrenalina y cortisol, las cuales elevan la presión arterial y provocan hambre, lo que a su vez puede llevar al sobrepeso.
Detalló también que al no dormir, los pequeños no pueden segregar la hormona del crecimiento, la cual se estimula especialmente con el sueño, lo que provoca que los niños estén bajos de talla.
“La hormona del crecimiento alcanza su máximo nivel durante la noche; por ello, una vez que el niño está en la oscuridad, libera más amplios picos de esta hormona y, si duerme antes de las nueve de la noche tiene un buen lapso para liberar altos niveles de la misma”, explicó.
Del mismo modo, advirtió que la falta de sueño incide en el desarrollo de enfermedades como la obesidad y la diabetes tipo 2. “Cuando los niños duermen menos horas tienen más probabilidades de tener índices de masa corporal más altos, lo que lleva a la obesidad, además de la resistencia a la insulina y combinados son factores de riesgo para la diabetes”, explicó.
No obstante, una investigación realizada por la Clínica de Trastornos del Sueño de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) en 2017 reveló que los niños mexicanos duermen dos horas menos que el tiempo requerido.
Mientras la Academia Americana de Sueño prescribe 11 horas de sueño para niños entre seis a 13 años, los infantes que participaron en la investigación duermen, en promedio, ocho horas al día. En comparación con sus coetáneos de Australia, China, Estados Unidos, Suiza y Japón, los mexicanos tiene menos horas de sueño.
Blanco López expresó que entre las principales causas de estas estadísticas están los malos hábitos de sueño y el constante uso de dispositivos electrónicos antes de dormir.
“Los niños no tienen buenos hábitos de sueño. Si los padres están estresados, los niños también lo estarán. Además, si se les dan dispositivos móviles van a entorpecer sus ciclos de sueño, lo que les afecta en muchos sentidos”, indicó.
El experto detalló que cuando un niño no duerme bien puede estar irritable al otro día, su adaptación al entorno es mala y sufre de bajo rendimiento escolar.
“Es por eso que para que haya una expresión adecuada del potencial de crecimiento y de todas las funciones del organismo, los niños deben dormir mucho de noche, hacer ejercicio y comer bien”, dijo el endocrinólogo.
Pidió a los padres inculcar una buena higiene de los hábitos de sueño, además de promover un buen estilo de vida.
Entre las recomendaciones están una buena alimentación, contar con una habitación propicia, no realizar actividad física en la noche, no comer grandes cargas de carbohidratos en la tarde, además de interrumpir el uso de aparatos electrónicos antes de las nueve de la noche.
“Y a los papás les pedimos estar atentos. Si los niños padecen obesidad, roncan por las noches, están irritables o tienen problemas con su aprovechamiento escolar, deben llevarlos a un especialista pues los trastornos del sueño son curables siempre y cuando se atiendan de manera oportuna”, concluyó.
DC | EFE