En octubre de 2017, el Observatorio Venezolano de Salud denunció el aumento de casos de tuberculosis. A través de un comunicado explicó que las precarias condiciones sanitarias y de hacinamiento que se viven en el país provocaron el aumento de la incidencia.
El organismo detectó que, en 2015 se registraron 21,9 casos por cada 100 mil habitantes y en 2017, la cifra aumentó con 23,5 casos por cada 100 mil ciudadanos. El informe también explicó que la tuberculosis se puede curar rápidamente a través de vacunas que son escasas y costosas en Venezuela.
Sin embargo, la tuberculosis se infiltró en las cárceles venezolanas desde 2014 y hasta la fecha, el número de reclusos muertos por la enfermedad puede superar el centenar, mientras la cantidad de enfermos debe sobrepasar los 300 reos, según los registros de prensa.
Las cifras de la Federación Médica Venezolana (FMV) indican que, entre 2014 y 2017, se reportaron más de cuatro mil nuevos infectados en todo el país. La tuberculosis, al igual que la malaria, la difteria y el sarampión, resurge en momentos en que el sistema de salud no está preparado para la contingencia, según médicos y especialistas en enfermedades infecciosas.
Sin discriminación
Aunque su contagio se vincula a sectores pobres, la tuberculosis comenzó a acechar a un segmento poblacional más amplio de venezolanos que incluye a la clase media, según un reporte realizado por el New York Times.
Médicos y especialistas señalan que la mala nutrición causada por la escasez de alimentos y el estrés de vivir en crisis permanente pueden debilitar el sistema inmunitario de las personas y eso provoca que sean más susceptibles a contraer la enfermedad.
“La tuberculosis es la sombra de la miseria”, expresó José Félix Oletta, exministro de Salud de Venezuela. “Si hay una enfermedad que es un indicador de la pobreza, es la tuberculosis”.
El gobierno venezolano no publica estadísticas sanitarias desde principios del 2017, como parte de un esfuerzo por mantener en secreto la crisis de la nación.
Sin embargo, en dos centros vitales de tuberculosis en Caracas, la cantidad de pacientes nuevos que salieron positivos en pruebas de detección aumentó un 40 por ciento o más en 2017. Algunos expertos temen que la tasa de muerte asociada con la enfermedad también se haya incrementado.
“La tuberculosis está dando duro”, acotó Jacobus de Waard, director del laboratorio de tuberculosis en el Instituto de Biomedicina en Caracas. “Estamos perdiendo la batalla”.
Ni prevención ni tratamiento
Los especialistas detectan el surgimiento de variedades particularmente complicadas de la enfermedad, así como más casos que involucran cepas altamente resistentes a las terapias con medicamentos. Se teme que el país esté a punto de sumirse en una epidemia que podría extenderse más allá de las fronteras.
El gobierno suspendió la distribución nacional de antibióticos usados para tratar la enfermedad, supuestamente porque les preocupaba que estuviera desapareciendo en el mercado negro internacional. Según los médicos, la distribución se reanudó después de un paro de tres semanas, pero eso causó interrupciones en el tratamiento de los pacientes.
La falta de equipo y de personal médico capacitado obligó el cierre de algunos hospitales y clínicas de atención que tenían programas sólidos de pruebas de laboratorio, y algunos de los centros sanitarios que siguen abiertos documentan tendencias que son preocupantes.
De 2013 a 2015, cerca del cinco por ciento de los pacientes adultos evaluados anualmente en la clínica de tuberculosis y el centro de pacientes ambulatorios del Hospital Dr. José Ignacio Baldó en Caracas fueron diagnosticados con la enfermedad, según Zhenia M. Fuentes, coordinadora de la clínica.
No obstante, indicó que para el último trimestre de 2017 esa tasa había aumentado a cerca del nueve por ciento y en enero se incrementó más, a casi el 14 por ciento.
Se supone que los principales hospitales públicos de Venezuela cuentan con programas de pruebas de detección de tuberculosis, pero muchos están diezmados o han tenido que cerrar.
Los expertos dicen que un alto porcentaje de venezolanos ya podría ser portador de una tuberculosis latente, y que la desnutrición en aumento, la ansiedad y otras adversidades están debilitando el sistema inmunitario de las personas y activando la enfermedad.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) Se calcula que una tercera parte de la población mundial tiene tuberculosis latente; es decir, esas personas están infectadas por el bacilo pero no han enfermado ni pueden transmitir la infección. El riesgo de enfermar es de un 10 %, sin embargo, las debilidades en el sistema inmune pueden aumentar ese porcentaje.
La peor condena
Carlos Bello, jefe del Servicio de Neumonología del hospital Luis Gómez López de Lara, asegura que desde hace muchos años la tuberculosis existe en las cárceles, pero desde junio de 2017 el repunte de la enfermedad es alarmante. “El problema de las cárceles es el hacinamiento, primera causa de la propagación y agravamiento de la enfermedad en los presos. Como segundo punto está la falta de limpieza y ventilación en los calabozos. Esto se ve agravado por la mala alimentación”, explica el doctor.
La Verdad