Mi hijo me llamó a la 8 de la mañana del miércoles desesperado, pidiéndome que lo ayudara porque lo iban a matar. Me decía que los policías les querían echar gasolina. A las 3 de la tarde ya había sido asesinado. Estaba muy quemado”.
Así lo contó a La Patilla la madre de una de las víctimas que estuvo detenido en la Comandancia de la Policía de Carabobo hasta el pasado miércoles 28 de marzo.
La señora, sin contener el llanto, asegura que uno de los detenidos -transferido a la cárcel de Tocuyito y muy amigo de su hijo- le contó que el joven “logró salir del calabozo: estaba ayudando a una muchacha embarazada que había pernoctado allí y que había recibido un tiro en la cara por uno de los policías del turno. Pero cuando el policía lo vio ayudándola, también le disparó. Mi hijo cayó y las llamas lo alcanzaron. No pude entrar a reconocerlo, pero está muy quemado”.
Agregó que “los familiares queríamos la lista oficial de los fallecidos allá dentro y, como varios intentaron entrar a la Comandancia, sin importarles que había niños y mujeres y señores mayores, nos lanzaron bombas lacrimógenas”.
Insistió que “soy una persona temerosa de Dios y doy fe que mi testimonio es cierto, porque quiero justicia para mi hijo. Quiero que mi testimonio busque la manera de hacer justicia”.
Aunque el gobernador de Carabobo, Rafael Lacava, había escrito en su cuenta oficial en Twitter, sobre su apoyo a los familiares de las víctimas de este lamentable hecho, la señora nos aseguró que “en mi caso, hasta el momento no ha sido así. No tengo conocimiento si habrá hecho contacto con otros familiares. Yo estoy en la funeraria en este momento para darle cristiana sepultura a mi hijo”.
DC | La Patilla