El ex presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva ha proclamado su inocencia en la misa en la memoria de su esposa Marisa Leticia, fallecida el año pasado y que este sábado habría cumplido 68 años, que se ha organizado a las puertas del sindicato metalúrgico de Sao Bernardo do Campo.
Allí llevaba el antiguo mandatario dos días acuartelado para dilatar su ingreso en prisión. «Voy a aceptar el mandato de prisión», ha dicho Lula en una tarima improvisada en un camión instalado frente al recinto sindical, donde se forjó su carrera sindical y política, y donde se refugiaba desde la noche del jueves, después de que el juez Sergio Moro dictara un auto de prisión inmediata y le conminara a entregarse para cumplir su condena de 12 años de cárcel.
«Cada uno de ustedes se trasformará en un Lula», afirmó el líder de la izquierda, que acusó al juez Sergio Moro, que lo ha condenado por corrupción, de «mentir». Lula parecía tranquilo, vestido con una camiseta azul y un pantalón oscuro, y acompañado por la ex presidenta Dilma Rousseff, la cúpula del Partido de los Trabajadores (PT) y algunos que fueron ministros durante su gestión, como el ex canciller Celson Amorim.
Miles de simpatizantes saludaron al ex mandatario al grito de «Lula, guerrero del pueblo brasilero».
El ex presidente ha expresado su agradecimiento a su predecesora Dilma Rousseff y a otros dirigentes de izquierda, antes de su posible entrega.
Rechazada otra apelación
Justo cuando Lula participaba en la misa, el juez Edson Fachin, instructor en la Corte Suprema del caso Lava Jato, por el que fue condenado a 12 años Lula, ha rechazado otra apelación presentada por la defensa contra la prisión del antiguo sindicalista.
El recurso había sido presentado por el abogado José Roberto Battochio, del equipo de defensa de Lula, y pedía que el arresto fuera retrasado hasta que se juzgaran otros recursos que Lula pueda presentar en las tercera y cuarta instancia, después de que la sentencia fuera confirmada en dos tribunales inferiores.
También sostenía que la prisión no podría ejecutarse hasta que el Supremo no juzgara otro recurso, en el que se pide revisar una jurisprudencia establecida por esa misma corte en 2016, que permite que un condenado en segunda instancia comience a cumplir la pena.
Según la defensa, ese extremo sólo puede ocurrir una vez que se agoten todas las apelaciones posibles, que en el caso de Lula aún son factibles ante el Superior Tribunal de Justicia y el propio Supremo.
La Corte Suprema aún no ha definido cuándo se pronunciará sobre ese asunto, pero en su despacho, el juez Fachin aclaró que mientras eso no ocurra, sigue en pie la decisión adoptada hace dos años.
«El cumplimiento de la pena, en tales circunstancias, constituye una regla general, que sólo no puede ser admitida en la hipótesis de una excepcional concesión de efectos suspensivos del decreto condenatorio», indicó Fachin, en cuya opinión ese no es el caso.
DC / El Mundo