Rafael Nadal vence en octavos del Godó y acalla a su mayor crítico: él mismo

Estaba en la Barcelona que tantos años fue su residencia, en menos de 24 horas tenía que volver a la pista y, en lugar de optar por otros planes, antes de animar al Real Madrid en las semifinales de la Champions, el miércoles por la tarde Rafael Nadal pidió el vídeo del partido que acababa de ganar. Quería analizar los errores cometidos en su debut en el Godó, descubrir por qué ante Roberto Carballés había estado tan incómodo.

«Ha sido mi peor partido las últimas semanas. Está claro que debo jugar mejor. A otros un partido así les ha costado la derrota. Necesito consolidar mi confianza», comentó al acabar el encuentro y, horas después, ante la pantalla, descubrió la exageración de su propia exigencia. Según su entrenador, Francis Roig, viendo la repetición de su partido ante Carballés, Nadal entendió que no había jugado tan mal y, con todo, relajó su ansiedad.

Este jueves, en octavos del ATP 500 barcelonés, se apreció ese tranquilidad recobrada. Nadal volvió a ser quien arrasó este abril ante Alemania en la Copa Davis y en el Masters 1000 de Montecarlo. Y ante Guillermo García-López no hubo partido (6-1 y 6-3). Sin necesidad de entrar demasiado en pista, el número uno estuvo perfecto, con un servicio sólido, una derecha profundísima y altísima, un revés peligroso, velocidad para colocarse… y su rival mostró demasiados complejos. De hecho, sólo ofreció unos minutos de cierta competencia.

«He jugado bastante mejor»

En el segundo set, con todo sentenciado (6-1 y 4-0), García-López mejoró su saque, se decidió a atacar e incluso cerró un break en blanco. A Nadal le costó entender ese cambio súbito de intensidad, pero igualmente cerró el encuentro en una hora y cuarto de juego. Con la inercia de su histórica racha (40 sets consecutivos en tierra batida), ya está en cuartos del Godó, donde se enfrentará a Martin Klizan, el verdugo de Novak Djokovic y de Feliciano López. «Hoy he jugado bastante mejor. Me he despistado un poco en el segundo set, pero he conseguido cerrar bien», analizó esta vez el vencedor.

El partido de Nadal sirvió para escuchar en el Real Club de Tenis de Barcelona una de esas agradables historias del que fuera alumno del club. Y es que ante su adversario este jueves, el hoy número uno empezó a hacerse profesional. En la final del Futures de Barcelona de 2002, un Nadal de 15 años ya ganó a un García-López de 19 y, con una racha victoriosa en otros cinco Futures en España aquel año, precipitó su dedicación completa al tenis. Pese a empezar Bachillerato y a la insistencia de su madre, Ana María Parera, esos triunfos le colocaron en la entrada del Top 200 del ranking mundial y en la salida de la escuela.

Luego llegaría el episodio que narran los periodistas Ángel García Muñiz y Javier Méndez en el libro De Rafael a Nadal: El camino hacia la leyenda. A final de aquel año, en un viaje a dos Futures en Gran Canaria, a Nadal le perdieron una maleta con todos sus libros de texto dentro y eso fue la estocada para su formación académica. A la temporada siguiente se convirtió en el jugador más joven en entrar en el Top 100 del ranking mundial, debutó en los cuadros finales de Wimbledon y el US Open y así hasta estos días, cuando va camino de su undécimo título en el Godó.

 

DC / El Mundo

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