La situación que nuestro país padece no es más que el resultado de uno de los fraudes más perversos a las legítimas aspiraciones populares y a la buena fe y entrega de nuestro pueblo, es producto de la traición al Comandante Chávez y a su legado.
Es Judas, con sus distintas caras en el madurismo, pero siempre es él mismo, con sus rostros y actitudes: sus mentiras y engaños; su cinismo; violencia, intolerancia; su fiesta, indolencia; improvisación; deslealtad; prepotencia y adoración al poder y deidades extrañas. Es Judas, el traidor al pueblo venezolano.
Se ha traicionado a los más humildes, en su fe y esperanza, al que ha seguido al Comandante, convencido de que era el único capaz de sacarlo de la miseria, de la exclusión, del gueto político y social, al que lo condenaron por años y en el que vuelve a caer como la maldición de «Sísifo», como les pasó a las lanzas de Bolívar, a los campesinos de Zamora. Hoy luchan por la comida, medicinas, víctimas de la irresponsabilidad de Judas, luchan por sobrevivir de la violencia en la calle.
Se ha traicionado a los humildes que han pasado por las Misiones: los de la Robinson, Ribas, Sucre. ¿Dónde están?, atendieron al llamado de la Revolución, participaron en lo que era el inicio de un proceso de inclusión, pero, además, y éste es el centro del asunto, en la construcción de instancias de participación, democracia protagónica, más allá de las estructuras del Estado, construyendo una conciencia socialista, un espacio de la solidaridad, del empoderamiento del Pueblo. ¿Dónde están las Brigadas de Construcción de la Gran Misión Vivienda? Hoy el Pueblo luce desmovilizado, desmotivado, se cambió la participación y el trabajo por un carnet y una caja de comida, víctimas de la improvisación, incompetencia e indolencia de Judas.
También se ha traicionado a los hombres y mujeres de bien, los honestos, trabajadores, profesionales, todos aquellos que trabajamos en la construcción de una patria posible, un sueño que ha sido razón de vida, de posiciones éticas y conductas consecuentes en el tiempo. A los hoy adultos mayores, que durante años lucharon y mantuvieron una actitud digna de esperanza y lucha, los que no se plegaron a la fiesta de la IV República, y que vieron en Chávez una posibilidad de justicia y resarcimiento a la memoria de los que entregaron su vida o su libertad, en los duros años de la guerra del 60. Hoy se debaten entre el silencio, la decepción y la incredulidad por la intolerancia, irrespeto, improvisación y deslealtad de Judas. Otros, ya sienten en su corazón el frío de la nueva traición.
Se ha traicionado a los militantes del Chavismo en su buena fe, en su lealtad al Comandante Chávez, en su ingenuidad, en su credulidad de que tal cosa no sería posible nunca más. Han manipulado e irrespetado el sentimiento y la disciplina de los hombres y mujeres que acompañamos al Comandante, de los revolucionarios, de los que asumimos tareas y trabajos sin importar el riesgo, sin cálculos egoístas, con la convicción de que hacíamos el bien, como lo hacía nuestro Jefe. Que lo acompañamos en su Plan, que era el nuestro, bajo sus banderas, que siempre han sido nuestras, en defensa de la posibilidad revolucionaria, que siempre ha sido nuestra pasión y nuestra razón sagrada para luchar. Hoy día, la mal entendida disciplina y el miedo a la persecución, mantienen el silencio entre las filas Chavistas, pero no hay emoción, hay más bien resignación, desencanto.
Se ha traicionado a los militantes del PSUV, ¿Dónde está la democracia participativa y protagónica? ¿Dónde está la Dirección Nacional electa en el último Congreso del Partido? ¿Quién discutió la candidatura del madurismo? ¿Quién decide los candidatos para las próximas elecciones? ¿Dónde está el Polo Patriótico? ¿Por qué se creó una estructura política clientelar paralela al Partido que conformó el Comandante Chávez? Una organización «ni fu, ni fa», donde el Chavismo no aparece por ningún lado. Es el irrespeto, el autoritarismo de Judas.
Pero también, y ésto es probablemente mucho más grave que todo, se ha traicionado a los jóvenes, esos que tenían apenas años de nacidos cuando insurgió la Revolución Bolivariana, aquellos que se disfrazaban de «Chavitos» después de la rebelión del 4 de febrero de 1992. Se ha defraudado a los mismos niños que Chávez abrazó, educó, protegió, por quienes entregó su vida. ¿Dónde están esos niños de entonces? Hoy, muy probablemente, están fuera del país, haciendo cualquier cosa para retomar una vida, lejos de la patria, de la traición. Hoy salen por cientos de miles, aunque el madurismo lo niegue, los jóvenes no ven perspectivas de futuro a este desastre.
Se ha traicionado a los oficiales y soldados de la Patria. Poco le ha importado a Judas el honor militar, los códigos y conductas de la vida militar, el heroísmo del 4 de febrero, la épica de la gestación del movimiento Bolivariano desde el seno de la Academia, los años y años de servicio a la patria. Hoy día hay una persecución permanente, miedo a expresarse, todos saben que pueden ser catalogados como «traidores», detenidos, degradados, ofendidos por el «pranato» político, la violencia, el autoritarismo de Judas.
Se ha traicionado a los obreros petroleros, a los que refundaron nuestra empresa, la Nueva PDVSA, de las cenizas del Sabotaje Petrolero, a los hombres y mujeres que se movilizaron, con todo su conocimiento y capacidades, para apoyar el llamado del Comandante Chávez, a asumir las tareas que les correspondían en proteger, explotar y producir de manera exitosa nuestros inmensos recursos de petróleo y gas, de manera responsable y exitosa a favor de nuestra soberanía, de nuestro Pueblo. A los miles y miles de trabajadores, gerentes, jóvenes que se sumaron entusiastas en la construcción de una nueva ética en su relación con el país, en el nacimiento de una creciente y extendida conciencia del deber social.
Hoy día la empresa está destrozada, acusada y vilipendiada, se le trata como una entidad corrupta, anti patria. Nuestros muchachos salen por miles de la empresa, la otrora Nueva PDVSA, es el terreno de disputa de los intereses de los distintos sectores del madurismo, se demandan, se pelean los negocios, se debilita, se destruyen sus capacidades de producción y procesamiento, y todo se despacha con el argumento de la «corrupción» y la «conspiración».
Nuestros muchachos, trabajadores, gerentes, la empresa, otrora orgullo de todos, hoy son víctimas de la irresponsabilidad, la improvisación, la mentira y la crueldad de Judas. Mientras, siguen entregando áreas y operaciones, es la fiesta de las trasnacionales.
Pero también se ha traicionado al venezolano, hombre o mujer, que no se involucra ni se quiere involucrar en la política, quien se ha mantenido todos estos años fuera de la diatriba política, el que votó por Chávez y luego por la oposición, o viceversa. Se ha traicionado a la población que espera que las cosas funcionen, que se pueda vivir tranquilo, seguro, que se pueda trabajar, estudiar, divertirse, distraerse. Hoy la vida es un azar, todo está disfuncional, no se puede trabajar, se emigra, «sálvese quien pueda», empezar otra vez, en otro país, dejar todo atrás por culpa de Judas.
Se ha defraudado al otrora extranjero que hizo de nuestra tierra, su patria; que trabaja, que comparte nuestros problemas, nuestra cultura, nuestras inquietudes, aspiraciones como pueblo, a los que han contribuido con su trabajo y cultura a que seamos mejores. Se mantienen en nuestra tierra porque vinieron hace años ya, huyendo de la pobreza, la guerra, de las situaciones extremas. Sus hijos, nacidos en nuestra patria, vuelven a la semilla, buscando la protección de la tierra de sus padres. Desandando el camino.
Se ha truncado el paso de la V República, el trabajo de todo un pueblo por más de doce años, de tanto esfuerzo colectivo, superando problemas, conspiraciones, golpe de Estado, Sabotaje Petrolero, desestabilización, violencia. Se ha descarrilado al tren de la Revolución, luego de tanta lucha, de recuperar la soberanía sobre la explotación del petróleo, nacionalizarlo para ponerlo al servicio del pueblo, del país; cuando se habían establecido los pilares fundamentales de la patria, para construir sobre ellos, un nuevo modelo económico, un nuevo sistema con otra ética, otras relaciones, un sistema basado en el trabajo, la solidaridad, el humanismo, la satisfacción de las necesidades materiales y espirituales del ser humano; una sociedad profundamente soberana y justa, de hombres y mujeres libres, como está consagrado en nuestra Constitución de 1999, en nuestro Plan de la Patria.
Esta inmensa traición, este daño tan profundo a nuestro país, esta traición a Chávez, es responsabilidad de Maduro, pero tiene más caras, mas expresiones: el madurismo. Este grupo de oportunistas que, sin importarles nada, han apoyado, estimulado y promovido este inmenso fraude, esta estafa al corazón de la Patria. Un grupo de arribistas que, tan pronto se nos fue el Comandante, medraron en debilidades y componendas para hacerse del poder.
El Comandante Chávez los había hecho a un lado o los tenía a una distancia prudencial, porque sabía qué intereses representan, sabía de sus debilidades y de su poca calidad humana. Tan pronto se nos fue el Jefe, aprovechando los espacios y las debilidades e inseguridades, fueron medrando en su objetivo y círculo íntimo, se fraguaron las más inverosímiles maniobras palaciegas, al mismo estilo de la IV República, adulando y haciendo favores de todo tipo a su nuevo «jefe»; prestándose a lo que sea para estar allí, donde querían, ellos y los individuos corruptos que los rodean, estimulan, los mantienen, por influir en las decisiones del gobierno, según sus intereses.
Maduro se convenció, quiso convencerse, lo necesitaba, en que debía hacer a Chávez a un lado, que él era el nuevo y único «líder» de la Revolución Bolivariana; sus nuevos ministros, acariciando su ego,
sostenían que había que resaltar su figura, y que ante la escasez de virtudes, entonces, hacer descender la política al terreno de la peor conducta: la trampa, la componenda, la deslealtad, el cinismo, el irrespeto, el «show», la indolencia. La política sin la grandeza y las razones sagradas del Comandante Chávez.
Desde allí comenzaron las fotos, afiches tratando de imitar a Chávez jugando béisbol. El madurismo bailando, «regañando» a sus ministros, irrespetándolos, también al público, buscando algo de autoridad, una autoridad que no tiene, ni se ha ganado, una imitación burda del Comandante que ha resultado en una mueca desagradable, sólo aplaudida por sus acólitos, listos a reír y celebrar cualquier barbaridad o los innumerables errores que se cometen a diario, pero que se han convertido en motivo de orgullo para el séquito.
Ahora, en el madurismo, es un mérito, no estudiar, no trabajar, se reivindica la falta de preparación, se improvisa, se es inculto en extremo, no se asumen responsabilidades de nada, siempre la culpa es de otro, de un «enemigo» necesario para la ocasión, siempre se recurre a la «astucia» de sus asesores, especialistas en mentir, ocultar información, es la falta de ética y transparencia en el ejercicio del poder, las caras de Judas.
Lamentablemente, una de las caras de Judas, es muy violenta, intolerante, arbitraria, tiene en su haber miles de detenciones, cientos de presos y secuestrados de todo tipo, se hizo cotidiano el horror de los muertos por razones políticas.
En el madurismo las cosas se hacen como a Maduro le da la gana, o a su círculo íntimo o a cualquiera de sus seguidores. A Judas no le importan las leyes, ni la Constitución, ni las instituciones, ni el respeto a nada, ni siquiera al Comandante Chávez, puesto que esas leyes, esa Constitución, esas Instituciones, son parte de su Legado.
El Comandante Chávez luchó mucho para crear la V República, dotarla de leyes e instituciones del Pueblo, darle legitimidad en una tras otra elección, en un ejercicio pleno de Soberanía, de la democracia protagónica y participativa, y absolutamente subordinada a las instituciones del Estado, con un respeto sagrado a la ley, a la vida humana, a la libertad, sin la maldad de hacerle daño a nadie, sin empresarios, ni pendejos en su entorno. Quien intentara adular al Comandante, chocaba inmediatamente con su honestidad, su lealtad al pueblo y la conciencia de su papel histórico.
Judas, se expresa con sus distintas caras todos los días, para desgracia de nuestro pueblo. Todos los días la traición y acción de Judas se manifiesta en los hechos más inverosímiles a los que ahora, como nunca antes, estamos expuestos.
El nuestro, es un país y un pueblo sometido al escarnio de la acción de un grupo, enquistado en el poder, violento, improvisado, cínico, ambicioso, intolerante, pero a la vez, inseguro y dispuesto a todo para lograr sus propósitos. Son especialistas en la mentira, en el chantaje y en la manipulación.
Manipulan a amplios sectores del país con el recuerdo y amor hacia el Comandante Chávez, cualquier barbaridad se hace en su nombre, o bajo el argumento de que «hay que mantenerse en el poder», yo pregunto, ¿para qué es el poder?, ¿para seguir hundiendo al país, sepultando a nuestro pueblo en la pobreza, desigualdad, exclusión, producto de un «paquetazo» económico, que es la envidia de cualquier sicario económico?, ¿para hacer fortunas a costa de la destrucción del país?, ¿para seguir entregando el Arco Minero, la Faja Petrolífera del Orinoco?, ¿para seguir destruyendo a PDVSA y luego rematarla?, ¿para acabar con las Misiones de Chávez?, para destruir el trabajo y poner a nuestro pueblo a pelear por una caja de cartón y un carnet para la manipulación?.
Hace ya varios años que el Pueblo perdió el poder, el poder lo detenta Judas y su entorno, al servicio de oscuros intereses, anti nacionales, grupos que están dispuestos a entregar a nuestro país y nuestra Revolución, para satisfacer sus intereses.
Las caras de Judas se ven todos los días, no importa cuándo, no importa dónde, lamentablemente, las consecuencias de todo ésto la sufrimos todos por igual. Judas ha unificado al país en la tragedia de su incapacidad y en la consigna de terminar con esta pesadilla, que se parece mucho, cada día mas, a lo peor de la IV República. Al punto, que muchos venezolanos, desesperados, añoran tiempos ya superados, quisieran un retroceso, no les importa. Éste, es el grave peligro de lo que está pasando, se ha abonado el camino al fascismo, el salto al vacío, un cruento retroceso.
Hace pocos días, rebotó en todas las agencias las imágenes y noticias de una tragedia en una instalación de la policía de Carabobo, donde han muerto 68 venezolanos privados de libertad. Algo así sucedió en el Estado Zulia en tiempos del colapso de la IV República. Se estremece uno con las imágenes, la desesperación de los familiares, a los cuales se les respondió con gases lacrimógenos. La autoridades guardaron silencio por más de doce horas. Es la indolencia, el irrespeto por el pueblo humilde de parte de esta cara de Judas, acostumbrada al «Show» y la irresponsabilidad.
La autoridad nacional responsable del sector, no dice nada, evade su responsabilidad. Es la cara del cinismo, crueldad y prepotencia de Judas. Acostumbrados al «malandreo» y al «pranato» en la política, no son capaces de asumir sus responsabilidades en situaciones como éstas, deplorables y producto de su incompetencia. Judas maltrata al pueblo humilde, irrespeta a los jóvenes que, con dolor, han salido del país.
Rebota en medios internacionales que Guyana, gobernado por la derecha y apoyado por transnacionales mineras y petroleras, anuncia que llevará nuestro diferendo por el Esequibo, a la Corte Internacional de Justicia. Esta acción, previsible desde hace tiempo, fue precedida de una decisión del Secretario General de la ONU de no prorrogar los buenos oficios de la Organización en este caso. ¿Por qué sucedió ésto? El Secretario General Gutérres es un político progresista, amigo de nuestros países, es decir, nadie en su sano juicio lo puede acusar de «enemigo» o agente de la CIA.
La verdad es que el madurismo, no le prestó atención a este caso, el anterior Secretario General Ban Ki-Moon sometió al menos tres propuestas de mediadores y ninguno fue aceptado por Judas, todos le parecían «agentes» del enemigo. El tema es que, en estos asuntos tan estratégicos e importantes, así como en derecho, se premia la diligencia y se castiga la negligencia. Es la cara improvisada, irresponsable e incompetente de Judas.
Pero lo peor es que, al mismo tiempo, los ministros del madurismo, intentaban que los recibiera algún jerarca de la Exxon Mobil, la transnacional más agresiva contra nuestro país y la que está en el proceso de explotación de un yacimiento gigante de petróleo costa afuera, en el área en reclamación. Judas proponía a la transnacional, que hiciésemos una explotación conjunta con ellos, en un área que reclamamos como nuestra. El trato con la transnacional no cuajó, ni siquiera les prestaron atención. Judas sólo mostró debilidad y expuso a nuestro país a lo que hoy sucede. Todo es muy grave.
Otro personaje declara, es de los que mejor resumen la cara de Judas, de cinismo, vanidad y deslealtad al Chavismo. Lo notable es que este personaje en particular, que tanto daño le han hecho al Chavismo, con una pésima gestión pública, hacen gala de la mayor prepotencia posible con sus poses de manipuladores, mienten descaradamente sobre la situación del país.
Para el madurismo, mentir y manipular es parte de su esencia, Judas no asume ninguna responsabilidad por su incompetencia para gobernar al país. La crisis económica siempre es culpa de una «guerra» que se perdió hace tiempo, se asume como un «líder del Chavismo», obvia el detalle que buena parte de los que estuvimos con el Comandante estamos fuera del gobierno, perseguidos, que existen líderes militares del 4 de febrero presos, sin embrago, habla de «unidad del Chavismo».
Cuando se les pregunta sobre la evidente y notoria caída de la producción de petróleo en PDVSA, aseguran, con la inconsistencia de los que no saben de lo que están hablando, con su soberbia e irresponsabilidad típica de Judas, de que estos problemas, se deben a la «corrupción».
Para nada mencionan que la situación en PDVSA se desencadena luego de que se persiguió y expulsó de PDVSA, a los equipos técnico-políticos que trabajamos con el Comandante Chávez durante más de doce años, período en que la empresa tuvo excelentes resultados y fue capaz de sostener la economía del país. Nó porque hubiese «precios de cien», como han dicho para restar méritos a la gestión del Comandante Chávez, sino porque fue conducida con calidad revolucionaria y alto desempeño técnico. Allí están los números, Judas.
No hay una sola reflexión profunda, no habla este autoproclamado «líder» del daño que le han hecho a PDVSA al repartírsela entre los grupos políticos incapaces de dirigir la empresa, pero prestos a asegurarle negocios al madurismo, no dicen que los Directivos de CITGO, presidentes de PDVSA y ministros de Petróleo encarcelados, fueron todos nombrados por Maduro, en su afán de «controlar» la empresa.
Se habla de corrupción y se me menciona e involucra, así, de manera irresponsable, se dice que en mi caso hay «serios elementos» que me involucran. Miserables. Yo los conozco, ellos me conocen, por lo que la afirmación es deshonesta y desleal. Yo quiero que debatamos de corrupción, vamos a mencionar nombres y operaciones. Habrá muchos nombres «que les suenen». Tienen en ese sentido, muchas cosas que explicar al país, sobre todo en sus desempeños públicos.
Pero como he dicho, ya llegará el momento, como decía el Chino Valera Mora, llegará el momento de ajustar las cosas.
Como éstas son muchas caras las de Judas, sin ética, ni moral, pero como les sucede constantemente a los traidores, siempre se les aparece el maestro traicionado, los atormenta su presencia, su recuerdo, los rostros de Chávez. Por eso Judas nos persigue, borra fotos, trunca videos, elimina colores, trata de cambiar la historia, encarcela y persigue, compra y corrompe, como si todos quisieran sus Dinares. Nó Judas, hoy es Domingo de Resurrección.
El Pueblo está allí, observando, paciente, con rabia, hastío, decepción, cansancio. Podrás mentir, seguir obrando mal, como Herodes, Pilatos y Judas: es la Trinidad del mal, pero todo lo que va a pasar tiene su tiempo y hora. Con Chávez siempre ¡Venceremos!
DC / Aporrea