Con la presión como bandera, el cuadro de casa exigía la salida contraria; lo fue desde el inicio, cuando un rebote en James casi termina en gol de Thomas Müller. Salvo Mats Hummels y Jerome Boateng, todo el Bayern se situaba de mitad de cancha hacia adelante.
El circuito bávaro daba participación a cada elemento. Thiago Alcántara, quien ingresó a los ocho minutos en detrimento del lesionado Arjen Robben, era la pieza suelta que aparecía por cualquier costado del campo. Así, el 4-1-4-1 de Jupp Heynckes que plantó de salida se transformaba cuando quería en un 4-2-3-1 en el repliegue para acompañar a Javi Martínez.
Entre ocasiones aisladas de Rafinha y Dani Carvajal, los equipos ponían a prueba a los porteros rivales, pero sin causar problemas.
Cuando el Real Madrid comenzaba a causar impacto en el área contraria, el Bayern apeló al recurso del club español, el contraataque, para marcar el primero.
Corría el minuto 28, cuando Joshua Kimmich salió por el costado derecho, combinando con James, quien encontró a su compañero en una zona sin marca. El joven lateral definió al poste que debía defender Keylor Navas y quien estaba adelantado intentando anticipar un centro que no fue.
El segundo pudo ser, pero errores de ejecución y concentración privaron; Frank Ribery, con inconvenientes para manejar la esférica al entrar al área y Hummels con un remate mal impactado luego de un cabezazo de Robert Lewandowski.
Así, perdonar a un gigante es mortal. Al minuto 44, Marcelo aprovechó la falta de despeje y, desde el borde del área, disparó al fondo del arco para emparejar las acciones.
Entre más presión que evolución, la visita salía airosa en un primer tiempo en el que todo parecía ser ganancia: soportar, igualar y sentirse en ventaja tras los cambios obligados del Bayern, que tuvo en la salida de Boateng, también por lesión, el uso de la segunda sustitución.
La influencia Ribery en el compromiso era mayor al del resto de sus compañeros. El desequilibrio del francés fue el mayor sufrimiento de Carvajal. Por esta vía buscó el tanto de la ventaja desde el inicio del complemento, pero no había puente entre él y los suyos.
Un error de Rafinha golpeó los cimientos de los alemanes. A los 56 minutos, la mala entrega del lateral permitió a Marco Asensio, la carta de Zinedine Zidane por Isco en el medio tiempo, iniciar una contra con ventaja numérica en la que Lucas Vázquez fue firme ante la marca rival para habilitar a su compañero, quien no falló el mano a mano para poner el 1-2.
Con más lesiones que emoción, la jornada brindó a Zidane la oportunidad de correr un enorme riesgo al colocar a Vázquez como lateral por Carvajal, víctima de una molestia que lo llevó a salir, un movimiento en el que ingresó Karim Benzema. Esa zona de la cancha que cubría el habitual volante de corte ofensivo era la región de presión bávara.
Lewandowski contó con una clara opción para emparejar el marcador en los últimos minutos del juego, pero su definición careció de precisión y terminó perdiéndose por la línea de fondo.
Los ataques del Real Madrid eran cada vez más escasos. Cristiano Ronaldo no tuvo peso en el choque y el habitual toque distintivo de Luka Modric no se hizo presente en el Allianz Arena. A pesar de eso, se fue del estadio alemán, ya por tercera vez consecutiva, con la victoria.
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