Había mucha expectación en la Diamond League de Eugene por ver el debut en 100 metros esta temporada del estadounidense Christian Coleman, pero sin embargo fue sorprendido por su compatriota Ronnie Baker, que se impuso con 9.78 ventosos (+2.4) mientras que Coleman paró el crono en 9.84. La joya de la velocidad, que deslumbró en invierno con su récord mundial de 60, salió muy bien, hasta que en los últimos metros Baker emergió y se llevó la carrera. Si hubiera hecho cuatro décimas de viento menos (2.0), Baker, que fue bronce mundial en pista cubierta, habría sido el sexto atleta más rápido de la historia.
Con Baker, de 24 años y que con viento legal tiene un registro de 9.97, aparece un nuevo candidato a jefe de la velocidad. Un puesto para el que el principal aspirante es Coleman, pero por el que también apuestan Andre De Grasse, el inagotable Justin Gatlin y Reece Prescod, el británico que venció en Shanghai y en Eugene hizo 9.88 (el chino Su, 9.90). Lástima de nuevo ese viento, que fue al límite en el 100 femenino (+1.9), en el que Maria Josee Ta-Lou corrió en 10.88 en el duelo marfileño que tuvo como segunda a Murielle Ahoure (10.90).
Muy buena fue la carrera de 200 en la que se empezó a consolidar otro candidato a figura. Tiene 20 años y se llama Noah Lyles, que dominó con 19.69. Al contrario que Coleman y Baker, dos velocistas muy musculados, Lyles es un corredor más fino, de fácil desplazamiento que vuela en la curva y remata en recta.
En 110 vallas, Orlando Ortega fue cuarto con 13.17, también ventoso (+ 3.0), en una prueba que dominó Omar McLeod, el jamaicano campeón olímpico y mundial que llegó en 13.01. El español tuvo más problemas para encontrar el ritmo que en carreras anteriores de esta temporada en la que está mostrando un nivel altísimo.
DC / As