Desagüe como “botadero” de cadáveres

Un cuerpo en estado de descomposición fue ha­llado ayer en la mañana dentro de un desagüe que se ubica en la Curva del Muertico que está en el kilómetro 16 de la vía hacia la parroquia Buena Vista de Iribarren. Desde 2016 sería el sexto cadá­ver que dejan en la mis­ma zona del oeste de la ciudad de Barquisimeto.

El cadáver estaba boca­rriba, vestía jean claro, franela negra, bóxer rojo y zapatos deportivos. El cuerpo tenía el pantalón hasta la altura de la ingle y se le veía el pene. Vecinos de la zona contaron que desde el viernes de la semana pasada sentían el mal olor, pero no presta­ron atención, pues creían que se trataba de un ani­mal muerto.

“Aquí nadie hace nada, no hay patrullaje policial y los malos se aprove­chan. Ya esto se convirtió en un cementerio”, dijo una vecina al hacer refe­rencia que la Curva del Muertico es un botadero de cadáveres.

Pocas pistas e informa­ción se logró conocer del fallecido. Ayer en la ma­ñana funcionarios del Eje de Homicidios del Cicpc llegaron al sitio pa­ra hacer el levantamiento del cuerpo y trasladarlo hasta la morguecita del Cementerio Nuevo. Los “petejotas” hicieron las experticias en el sitio, pe­ro las causas de la muerte se investigan para deter­minar qué ocurrió. Hasta el cierre de esta edición el cuerpo del hombre no había sido identificado por familia­res.

Zamuros los guían

“Cuando vemos a los zamuros merodeando por el túnel, de una vez sabemos que se trata de un muerto”, contó uno de los vecinos del lugar al explicar que para ellos se les ha hecho común ubi­car cadáveres en la Curva del Muertico. Y lo asegurado por el se­ñor tiene sus anteceden­tes, pues en las edicionesde La Prensa desde 2016 se han detectado seis ca­dáveres.

Detallan quienes transi­tan por allí que la soledad de la vía, la oscuridad, la lejanía con Barquisime­to, el poco patrullaje poli­cial y el sitio en donde se encuentra el desagüe (donde siempre meten a los muertos) es aprove­chado por los maleantes. Fuentes policiales pre­sumen que se trate de los mismos homicidas de los otros dos casos, 2016 y abril 2018 porque sa­ben del “escondite”.

El 28 de abril de este año fueron hallados dos cuerpos en el cauce seco de una quebrada. Su­puestamente, los dos hombres habrían sido asesinados dentro del de­sagüe y con las fuertes lluvias fueron arrastra­dos hacia el otro lado de la quebrada.

Ambos cuerpos estaban desnudos y separados por unos 20 centímetros; bocarriba con piernas y brazos extendidos y los zamuros habían devora­do partes del cuerpo co­mo los ojos. Los dos hombres tenían tatuajes en pecho y brazos. El 13 de septiembre de 2016 fueron hallados otros tres cuerpos allí. Eran dos hombres y una mujer. Los tres cadáve­res tenían múltiples pu­ñaladas entre el pecho y el cuello.

Las víctimas eran: Os­waldo José Romero Ro­dríguez (52), conocido como “Elefante”; Érika María Escalona Sánchez (37) y Roger Manuel Puerta Pavón (24), quien era taxista.

“Elefante” y Érika se co­nocían y se la pasaban para todos lados juntos, pues eran compadres. Las tres personas desa­parecieron los primeros días de septiembre, pero no fue hasta el 13 que ha­llaron los cuerpos.

Roger era taxista y fue el último en ser recono­cido por sus familiares. El 6 de septiembre salió de su casa en San Fran­cisco, al oeste de Barqui­simeto, le dijo a su ma­dre que iba a hacer una carrera, pero no supie­ron más nada de él.

 

DC / LA PRENSA

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