Los bloqueos en las vías o «tranques» se triplicaron en toda Nicaragua, tras los últimos ataques de la Policía Nacional en contra «del pueblo», que han cobrado más de 135 vidas, informó hoy el Movimiento Campesino, que lidera las protestas contra el presidente Daniel Ortega en zonas rurales.
De unos 40 tranques que había en Nicaragua hasta la madrugada de ayer sábado, el número creció a 126, luego de ataques en las ciudades de Jinotega (norte), Masaya (Pacífico) y la capital Managua, indicaron los campesinos nicaragüenses.
La población de Masaya confirmó que un zapatero de 60 años falleció en un ataque armado de la Policía nicaragüense la tarde de ayer.
Los bloqueos a las carreteras se establecieron principalmente en barrios de diferentes ciudades, así como en puntos de acceso a algunas de las ciudades más grandes, establecidas principalmente en el Pacífico y norte de Nicaragua, tanto para protección como medida de presión para que Ortega renuncie luego de tantas personas asesinadas.
«Hacemos estos tranques porque sabemos que esta es la única manera de manifestarnos ante este atropello al pueblo», dijo la líder campesina Francisca Ramírez, en una declaración pública.
El Gobierno de Nicaragua ha reiterado de manera constante que la solución a la crisis pasa por que la población levante los tranques, sin embargo, los pobladores se niegan, debido a que la Policía Nacional y las fuerzas de choque oficialistas o «turbas», no respetaron una tregua acordada el 19 de mayo, y causaron muerte entre la población.
Nicaragua está a la espera de que el presidente Daniel Ortega responda a una carta que los obispos le entregaron con una propuesta de «democratización» del país, ante lo cual pidió tiempo para «reflexionar».
Hoy se cumplen 54 días de la crisis sociopolítica más sangrienta desde los años 80, con Ortega también de presidente.
Las protestas contra Ortega y contra su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, comenzaron el 18 de abril por unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en una exigencia de renuncia, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción.
DC / El Nuevo Diario