La guerra postergó por décadas el tradicional duelo entre derecha e izquierda. Con el futuro de los acuerdos de paz en discusión, Colombia elige este domingo a su nuevo presidente entre un exguerrillero y el discípulo del exmandatario más popular del siglo.
La segunda vuelta de las elecciones presidenciales enfrenta al derechista Iván Duque y al izquierdista Gustavo Petro. Ambos ofrecen rutas diametralmente opuestas para la cuarta economía de América Latina.
Más de 36 millones de votantes tienen la posibilidad de definir la suerte del acuerdo de paz que desarmó a la exguerrilla FARC. Pese a que el año pasado evitó cerca de 3.000 muertes, el acuerdo dividió profundamente a una sociedad anestesiada por más de medio siglo de violencia.
«Son elecciones trascendentales», afirmó el domingo Juan Manuel Santos, el impopular presidente que dejará el poder en agosto, al votar temprano en la Plaza de Bolívar de Bogotá.
El Nobel de la Paz 2016 destacó las «garantías» de seguridad que tendrán los electores, en un país en el que la violencia alteró por décadas los comicios.
La jornada electoral se inició a las 08H00 locales (13H00 GMT) con la apertura de las mesas, que cerrarán ocho horas después.
La autoridad encargada de organizar los comicios alertó de lluvias en varias zonas que podrían afectar las votaciones en un país con una abstención que históricamente ronda el 50%.
– Cara a cara –
Duque, que promete modificar el pacto, es el favorito de los sondeos. Con 41 años, el ahijado político del polémico expresidente Álvaro Uribe (2002-10) podría convertirse en el mandatario más joven en ser elegido en Colombia desde 1872.
Petro, de 58 años, es un exguerrillero del disuelto M-19 que a la defensa de los acuerdos de paz le suma una batería de reformas y pretende romper con la gobernanza histórica de la derecha.
Con la otrora guerrilla comunista transformada en partido y diálogos en curso con los rebeldes del ELN, la lucha contra la corrupción y el narcotráfico, así como las relaciones y la migración sin precedentes desde Venezuela se abrieron espacio en la campaña.
Una contienda que, además, servirá de preludio para una eventual reorganización política de la región.
La izquierda mira con atención tras los reveses en Argentina y Chile, mientras México y Brasil están expectantes del movimiento del péndulo político colombiano para sus comicios de julio y octubre respectivamente.
– El peso de Uribe –
Vencedor de la primera vuelta con el 39% de los votos, Duque tiene una experiencia política de cuatro años. Aunque se destacó en el Senado, al parlamento llegó impulsado por una lista cerrada liderada por Uribe.
«Nada es de él, todo ha estado apalancado por el capital político que tiene el expresidente Uribe», aseguró Fabián Acuña, politólogo de la Universidad Javeriana.
Duque pretende recuperar el máximo cargo del país para una derecha contraria al acuerdo con las FARC, bajar impuestos a las empresas y encabezar la presión internacional contra el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.
«No voy a hacer trizas los acuerdos (…), habrá modificaciones y ajustes que permitan tener una paz creíble, sostenible y cimentada en la justicia», afirma.
El exsenador, que también anuncia endurecimiento en las condiciones para dialogar con el ELN, quiere que los jefes rebeldes culpables de delitos atroces paguen un mínimo de cárcel y no ocupen ninguno de los diez escaños parlamentarios reservados al ahora partido FARC.
Los exguerrilleros ya dejaron las armas y participaron en las legislativas de marzo, con un resultado marginal del 0,5% de los votos aunque con la representación en el Congreso asegurada por el pacto.
Pero aún faltan por concretar aspectos claves del acuerdo como la verdad y reparación para millones de víctimas y las reformas rurales que pretenden evitar nuevos conflictos.
Si gana, Duque contará con mayorías en el parlamento y el respaldo de las élites políticas y económicas.
«Duque es lo que más se acerca a lo que espero de un país: estabilidad y empresa», afirmó el domingo Paola Rubio, una abogada de 38 años al votar por el exsenador en la capital.
– «Profundizar» la paz –
Exalcalde de Bogotá, Petro le devolvió a la política colombiana los discursos de plaza y la convocatoria de multitudes.
Aunque en la carrera para el balotaje, al que accedió con el 25% de los votos en los comicios del 27 de mayo, se alejó de las calles y no pudo sostener ningún debate televisado ante la negativa de su contendor.
En un país de 49 millones de habitantes, con un 27% de pobreza y primer productor mundial de cocaína, Petro presenta una serie de reformas que apuntan a «profundizar la paz», que respalda inequívocamente.
Propuestas de impuestos para los latifundios improductivos, tránsito hacia una economía no dependiente del petróleo y el carbón, empoderamiento de los campesinos y críticas a la actual política antidrogas hacen temblar a las élites.
«Mi visión de la paz es más amplia que la que tuvieron el gobierno Santos y las FARC», apunta.
La artillería contra el exguerrillero se centra en su antigua amistad con el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez y su supuesto talante populista.
Para lograr alianzas con el centro descartó propuestas que otrora ondeó con vehemencia, como una Constituyente para reformar la justicia y la política.
«Espero que se dé un cambio que permita que el país avance, que se consolide la paz», dijo el domingo Sergio Roncayo, un profesor de 39 años que votó por el exguerrillero.
DC / AFP