José Miguel Vivanco, director de Human Right Watch, considera que sería “un error” expulsar a Venezuela de la Organización de Estados Americanos (OEA) porque, según dijo, hay que mantener al presidente Nicolás Maduro en la organización para seguir presionándolo con los mecanismos de control que existen.
A propósito de la Asamblea General de la OEA, que se realiza este lunes y martes en Washington, Vivanco repasó los principales temas que allí se tratarán en una entrevista ofrecida al medio peruano El Comercio.
— ¿Cuáles son los principales desafíos democráticos de la región?
Hay una peligrosa y cada vez mayor desilusión con las instituciones democráticas, por su incapacidad para producir resultados y satisfacer expectativas sociales legítimas que van desde la desigualdad de oportunidades hasta la inseguridad, y también la impunidad frente a los abusos. Sin embargo, quizás el fenómeno más reciente es el masivo rechazo que provocan los escándalos de corrupción. Lo importante es comprender que no hay mejores antídotos contra el abuso de poder que la máxima libertad de expresión –incluyendo la libertad de prensa– acompañada por instituciones judiciales fuertes, competentes e independientes.
También hace falta perfeccionar la legislación para promover la transparencia, luchar contra el conflicto de intereses, garantizar la corrección del financiamiento electoral, etc. Cuando la democracia se desprestigia, hay riesgo de populismo y por desgracia esa pesadilla es recurrente en el hemisferio.
— La asamblea debatirá sobre la situación de Venezuela. ¿Qué carta puede jugar la OEA en esta crisis?
La región tiene un papel fundamental frente a la crisis venezolana y debe utilizar los mejores espacios, especialmente la OEA, para exigir el cumplimiento de obligaciones jurídicas colectivas de protección de la democracia y los DD.HH. Es importante que haya cada vez mayor fiscalización y presión multilateral sobre la dictadura para impedir que logre consolidarse. Una resolución fuerte de la OEA, que rechace y desconozca la reelección fraudulenta de Maduro, condene las sistemáticas violaciones de los DD.HH. y, sobre todo, la arbitrariedad total de un régimen que hace lo que se le da la gana, sin rendir cuentas a nadie, sería un gran logro estratégico para profundizar el aislamiento de esa dictadura.
— ¿Expulsar a Venezuela de la OEA es una posibilidad que conduzca a algo?
A primera vista, pareciera una buena idea, especialmente porque sugiere la imposición de una sanción potente a un gobierno que no merece pertenecer a un club de países que deben cumplir unos estándares mínimos de conducta democrática. Sin embargo, creo que sería un error. Hay que mantener a Maduro en la OEA para seguir presionándolo con los mecanismos de control que existen, precisamente, para enfrentar circunstancias anormales. En lugar de expulsarlo definitivamente, habría que suspenderlo e imponerle sanciones que, por ejemplo, lo inhabiliten para participar en cualquier evento regional. Entre suspensión y expulsión, hay una diferencia.
DC | El Cooperante