Una llegada ajustadísima reafirmó al súper K4 500 español en Belgrado. En las aguas del lago Sava, la embarcación tripulada por Saúl Craviotto, Cristian Toro, Marcus Cooper y Rodrigo Germade voló en los últimos metros para ganar el oro europeo por 14 milésimas.
A su lado, segundos, entraron los favoritos alemanes, ganadores en la antigua distancia olímpica de 1.000 metros en Río 2016 y campeones del mundo el año pasado en República Checa. No pudieron con el cuarteto español, que navega a buen ritmo hacia Tokio 2020: a su título europeo hay que añadir el conseguido en la Copa del Mundo de Szeged el pasado mayo, donde tumbaron en su casa a los húngaros, otra potencia que lidera el medallero de estos Europeos con doce metales. Con el oro del K4, España cerró en siete, su mejor cosecha desde Poznan (Polonia) 2004, cuando se consiguieron once.
Craviotto y Toro sumaron otro oro en K2 200 y el K2 500 de Cooper y Germade se llevó la plata. “Mejor imposible venir a este campeonato y conseguir dos oros. Sobre todo el K4, que era nuestra prioridad en la nueva distancia olímpica de 500 metros”, analizó Craviotto antes de mandar un mensaje de prudencia: “Pies en el suelo y a seguir peleando”.
Todavía quedan objetivos por cumplir. De entrada, el Campeonato Mundial, para el que ayer se ganaron la plaza. Será en un canal anexo al río Mondego, en la localidad portuguesa de Montemor -O- Velho, entre el 22 y el 26 de agosto. El oro de Belgrado, contaba Germade, les deja “con buen sabor de boca” para preparar esa cita. También les reafirma y les quita presión. Si no hubieran subido al podio en Serbia, se habría abierto un nuevo proceso de selección.
No será así. El súper K4 volverá en Portugal. Allí podrá añadir nuevos metales a un palmarés ya con seis olímpicos, quince mundiales y desde ayer catorce europeos. Y los que podrían llegar en el futuro. Toro lo tiene claro: “Esto es deporte, no hay rentas y volvemos a empezar de cero”.
DC / As