Caminar kilómetros para llegar a sus sitios de trabajo, la mayoría de las veces sin probar bocado alguno y por un salario que no les alcanza ni siquiera para alimentarse una semana, es la historia que viven cientos de enfermeras, camareras, porteros y personal de los centros de salud públicos del estado Lara.
Se han unido en todo el país para reclamar sus derechos como trabajadores; sin embargo, pasan los días y los directivos de los hospitales, ambulatorios y del Ministerio de Salud no les ofrecen soluciones. Sobre estas ha sucedido al contrario: han amenazado con despidos a quienes participen en las protestas.
A Lisbeth Castellano, quien trabaja en el Hospital Central Antonio María Pineda, le han dicho que los van a botar si siguen reclamando en las calles y contando la situación que vive el personal y las carencias a las que deben sobrevivir los pacientes.
“No tenemos miedo de perder 600.000 bolívares quincenal. Que nos boten; se van a quedar sin personal. ¿Quién trabajará por ese sueldo? Serán los milicianos que metieron ahí a vigilarnos”, declaró una de las enfermeras a nombre del grupo.
Con las consignas “Y no, y no me voy de aquí, yo quiero un sueldo justo en mi país” y “¿Dónde está la esperanza que a Lara iba a llegar?” han salido a las puertas de los principales centros de salud del estado Lara: Hospital Central, hospital Pastor Oropeza y Juan Daza Pereyra del Ivss, así como de los ambulatorios de los municipios foráneos.
Ante la pregunta de si la gobernadora de la entidad, Carmen Meléndez, los había atendido, otra de las enfermeras respondió: “Cuando ha ido trancan todo y no se nos acerca para conocer lo que vivimos a diario”.
Para evidenciar el maltrato económico que viven, Carmen Perdigón indicó: “Nos vendieron la semana pasada una bolsa Clap, que costaba más de un millón, pero nosotros con nuestro sueldo ni siquiera podíamos pagarla”.
Amenazaron con una renuncia masiva si continúan los atropellos contra quienes deben atender en cada servicio hasta 50 pacientes, sin que hasta ahora las autoridades de salud se hayan manifestado para solucionar el déficit de personal, de insumos y reactivos para laboratorios.
“En el hospital Pediátrico hace apenas una semana arreglaron la bomba de agua, pero como suspendieron el servicio en todo el municipio Iribarren, seguimos cargando tobos. Tenemos que lavarnos las manos así y eso es un foco de contaminación muy grande”, explicó Silvestre Pérez.
Otra trabajadora del hospital de Sanare, municipio Andrés Eloy Blanco, explicó que en esta institución los pacientes duran tres y cuatro días sin alimentos porque no hay comida en el comedor. Además, deben llevar ellos mismos los productos para limpiar porque no cuentan con estos insumos básicos.
Este lunes 25 de junio intensificarán las protestas en cada una de las instituciones prestadoras de salud del sector público, donde cobran en promedio unos 600.000 bolívares o menos cada quincena.
Aclararon que la paralización existe por el poco personal que labora en cada servicio; sin embargo, a partir de la semana próxima solo atenderán emergencias, a la espera de respuestas efectivas sobre su situación laboral.
DC / El Pitazo