“Pedía comida y agua y nadie le daba. Ahorita quién alimenta a quién, si nadie tiene para comer”, repetía Claudia Rodríguez, trabajadora del Terminal de Pasajeros de Barquisimeto, mientras contemplaba el cuerpo sin vida de un hombre de la tercera edad.
El indigente de unos 75 años murió sobre la acera que está frente a los andenes del terminal. Vestía un blue jean, camisa naranja y unos zapatos negros deportivos desgastados. Cuentan que el abuelo llegó hace tres días al Terminal de Pasajeros.
Comenzó pidiendo comida en los negocios en los pasillos internos, pero no encontraba ayuda. Luego salió a los andenes, donde le pedía a los trabajadores y viajeros, pero tampoco encontró nada allí. El indigente lloraba, decía que le dolía el estómago. Según Claudia, cargaba un biblia en la mano, pero la botó el lunes en la tarde, después de ver que nadie le daba comida.
Ayer a las 10:00 de la mañana, el abuelo se sentó en la acera y se recostó a la pared. Empezó a decir que la barriga le dolía mucho, que tenía presión en el pecho, que le prestaran un teléfono para llamar a su hija que estaba en Rubio, estado Táchira. Pero tampoco encontró quien le regalara un minuto de saldo. Entre su llanto y las quejas del dolor, una de las trabajadoras le regaló un agua mineral.
El abuelo estuvo hasta las 3:00 de la tarde con el envase de agua en la mano sin abrirlo. Un empleado de la alcaldía lo ayudó y le sirvió en un vaso. Se tomó la mitad y después no pudo más. Se recostó a la pared y comenzó a alucinar. Decía que ya venían por él, que sus hijas vivían lejos, pero jamás dijo sus nombres. Se quitó la camisa y dejó ver sus costillas. Estaba en extrema delgadez. Respiraba con dificultad y por bocanadas.
Después de una especie de convulsión cayó al piso y suspiró por ultima vez. Murió sin que nadie supiera cómo se llamaba, sin ayuda de nadie y sin condolencias a sus alrededores. Los viajeros que pasaban sólo tomaban fotos y se reían. La directora del terminal, Alba López, explicó que ella no lo había visto antes y por eso no se le había brindado la ayuda que se le da a los indigentes en las instalaciones. Otros indigentes
a su alrededor lo miraban y detallaban.
“Este no es de por aquí”, decían con indiferencia. El cuerpo fue levantado por el Cicpc y llevado a la morgue de Barquisimeto, donde espera familia.
DC / La Prensa de Lara