“EL HECHICERO DE TURNO”
Resulta curioso, pero sobre todo triste, ver la percepción que revelan tener algunos políticos, de los venezolanos, acerca de un tema que les preocupa a estos. En realidad, no solo, es un insulto a la inteligencia sino un desconocimiento total a la ciudadanía, (para quienes conocen esta condición) de quienes se movilizan, pretender asumir que carecen de criterio y que solo lo hacen instigados, o engañados por los hechiceros de turno.
Es la misma mentalidad de quien “es” de un partido político, de quien procura, la entrega total a un ideario, de abandono total, no solo de la capacidad de pensar por uno mismo. Por quien lleva años cobrando de un partido determinado, quien ha hecho del partido su vida, y aspira manejar militantes, como quien sitúa a sus tropas ante una batalla, que es completamente incapaz de entender que se piensa, que se valora, que se compara para tener criterio propio.
En su mente habitan fantasmas de todo tipo, si alguien alerta un tema y pone en marcha una propuesta, según ellos, tiene forzosamente que estar a sueldo del enemigo. Es imposible que sea un simple ciudadano preocupado. Ven “hechiceros”, y piensan que esos “hechiceros”, por alguna razón, que no alcanzan a comprender, están “en posesión del anillo único” que les permite mover a esas masas ignorantes a su antojo. No pueden entender de dónde viene ese “poder” que atribuyen a ese supuesto hechicero, y asumen que tiene que ver con la magia negra, que alguien lo ha puesto ahí. Y por supuesto, que es como ellos, un político con ambición política, por encaramarse y asumir su compromiso.
El País, ha dejado de creer en las ideologías. Las ideologías en los partidos de hoy son una forma de sostener un supuesto ideario, algo que dé soporte a una pertenencia, que esclaviza a los militantes, el que “es” de un partido, como quien profesa una religión, es incapaz de todo punto de cuestionar una decisión determinada de su partido, de quien no puede, examinar de modo completamente risibles sus “razonamientos”. Pensar que alguien pueda, efectivamente, vivir al margen de ese sistema es algo imposible, es que “es del otro partido”.
El problema de la política, son los ciudadanos que no son, de ningún partido. No creen en ellos. Se disponen a apoyar, a aquel que crean, que les resulte interesante, para llegar a los fines que crean positivos. Habría apoyado a cualquier, y digo claramente “cualquier”, que les solicitara, ayuda para analizar la redacción de una moción que defendiese la neutralidad de las redes, porque simplemente creen en ella y crean que es completamente necesaria. Eso no quiere decir, en modo alguno, que sean de ese partido, porque jamás, bajo ningún concepto, los verás integrando a una lista. No creen en las listas, menos aún si son cerradas, ni en los partidos que lleven por delante algo, llamado ideología, que no sea la simple transparencia, honestidad y capacidad de gestión.
El País, sabe, que el voto no se entrega, no se promete, no cabe ahí la lealtad. Es perfectamente coherente apoyar a un partido hoy y criticarlo mañana, no pasa nada, nadie te va a condenar.
Pero esto, no lo comparte el político medio, el que “es” de un partido, el que no puede, so pena de perder su escaño o su sueldo, no puede, cuestionarse nada, votar sin disciplina, no se le permite, ver más allá.
El País, va a acompañar puntualmente a quien le convenza, a quien crea que lo hará bien, por su capacidad, por su experiencia, no por su supuesta “ideología”.
Para el político medio, la nueva sociedad es tan incomprensible, que necesitan buscar asideros morales para criticarla. Funcionan en otra plataforma. Saben que algo no funciona, porque son completamente incapaces de verlo de otra manera.
DC / Dr. Johnny Galue / Abogado, Político / @COOTUR