Muchas veces escuchamos que el gimnasio no funciona pero no es que no es exactamente eso sino que no estás utilizando el gimnasio como debes hacer. Hay 5 errores capitales que todas hemos cometido alguna vez y por lo que hemos dejado de entrenar o nos hemos pegado un atracón de comida nada más pesarnos.
Ver un capítulo entero de tu serie subida a la elíptica, decir que haces todo caminando o comer un pincho de tortilla después de entrenar porque «me lo merezco, he entrenado» son razones más que suficientes para anular, por completo, los efectos de tu entrenamiento.
¿Te suena de algo? Enriquece tus sesiones fitness y optimiza los resultados evitando estos errores que seguro has cometido o estás cometiendo y no lo sabías.
No por haber entrenado puedes comerte todo como si fuera la última cena. Lo que comes después de tu entrenamiento es casi tan importante como lo que haces en el gimnasio.
Hay una realidad que seguramente habrás notado: Hacer ejercicio con regularidad puede hacer que tengas más hambre. Y es cuando piensas que te mereces el doble de cantidad y los caprichos aislados. Pero no, si haces eso, puede que estés aportando más calorías de las que consumiste y además si introduces mucha azúcar tu cuerpo puede acumularla y convertirla en grasa.
La mayoría de los entrenamientos intensos de 30 minutos consumen alrededor de 300 calorías, por lo que si terminas comiendo un enorme smoothie de proteína con cono de helado post-entrenamiento o un par de sandwiches durante el día, tu ingesta de calorías frente a la quema de calorías se habrá igualado. Para perder peso, necesitas crear un déficit de calorías, así que asegúrate de no consumir la misma cantidad de calorías extra que acabas de quemar.
Si llevas un tiempo entrenando pero no notas que bajes de volumen ni de peso ni estás aumentando masa muscular, es el momento de introducir cambios en tu pauta deportiva. Cuando haces el mismo entrenamiento de tres a cinco veces por semana, tus músculos se acostumbran a él, por lo que debes ajustar tus entrenamientos al menos cada seis semanas. Antes de pensar si estás bajando o no de peso pregúntate, ¿has dejado de sentir agujetas? ¿ya no te cuesta tanto como antes? ¿estás sudando de verdad la camiseta? Sé sincera, y responde a estas peguntas, si notas que vives más cómoda que antes en el gimnasio es momento de probar nuevas disciplinas, adquirir nuevos circuitos o dejarte asesorar por expertos de tu centro de entrenamiento para que retoquen tu plan de entreno.
Parece una obviedad pero la vida sedentaria que llevamos no se puede compensar exclusivamente con una hora de gimnasio ni una pequeña caminata. Búscate excusas para ponerte las zapatillas y salir a caminar. Hacer los recados, pasear al perro, dar dos vueltas a la manzana… pequeños gestos que pongan en movimiento tu cuerpo, quemes calorías y aceleres tu metabolismo. No hablamos de hacer una etapa del camino de santiago, una caminata de 20 minutos una vez al día es ideal para que la sangre fluya y obtener aire fresco, pero no es suficiente si es lo único que haces y estás tratando de perder peso. Haz que sea tu extra fitness diario – además de entrenar – y el día que te veas con ganas y tiempo elévalo hasta 45 minutos. Caminar, salvo que lo hagas de una manera consciente ( y en la que se dificulte tu habla durante el ejercicio) ir de compras, recados o sacar a tu mascota no es suficiente para considerarse ejercicio. Tienes que verlo como un extra.
Se habla sin parar sobre el entrenamiento de intervalos de alta intensidad (HIIT), ¡y es porque funciona! Obtienen resultados porque es un una mezcla de entrenamiento cardiovascular y de fuerza, en una secuencia de trabajo y descanso ( 40 segundos de trabajo al 70 o 90 por ciento de tu máxima capacidad seguido de 20 segundos de descanso).
Un ejemplo de HIIT podría ser correr, andar en bicicleta, saltar, remar o nadar con intervalos de sprint ( es decir no subirte durante media hora a la elíptica mientras mandas whats app o ves una serie), y / o una combinación de movimientos de entrenamiento de fuerza como burpees, sentadillas, ejercicios pliométricos como saltos de zancadas o flexiones.
El ejercicio cardiovascular es un buen aliado a la hora de perder peso porque te ayuda a quemar calorías pero, si solo corres, andas en bicicleta o nadar,hay un factor que no estás potenciando y que te ayudará a maximizar tu quema de calorías: el entrenamiento de fuerza. Mientras más músculo tengas, mayor será el potencial de quema de grasa de su cuerpo, y el entrenamiento con pesas lo ayudará a quemar más grasa y más rápido. Eso significa que puede hacer entrenamientos más cortos y obtener mejores resultados. Y tranquila, no vas a hipermuscular. Pero el músculo ocupará más sitio y dejará menos hueco a la grasa, al tiempo que acelera tu metabolismo.
DC / Telva