Investigadores y cirujanos del Hospital del Mar han colocado electrodos en zonas del cerebro de cuatro pacientes con anorexia nerviosa para tratar este trastorno alimentario. Tres de los cuatro casos muestran respuesta positiva, sin complicaciones por la cirugía ni por la estimulación cerebral.
La cirugía consiste en la colocación de unos electrodos en una zona determinada del cerebro, el área subcallosa o el núcleo accumbens, que se escoge en función de las características del paciente. Para hacerlo, se utiliza un sistema robótico, el robot ROSA, que permite a los neurocirujanos controlar en todo momento el punto dónde se sitúan.
Los puntos del cerebro seleccionados no estimulan el hambre, si no que estimulándolos, se quiere mejorar el funcionamiento de los circuitos cerebrales que controlan el estado de ánimo, la ansiedad y el mecanismo de motivación y recompensa y, consiguientemente, ganar peso, logrando poner fin a la anorexia.
Se trata de una intervención de precisión, la cual cosa hace necesaria una exhaustiva planificación y trabajo previo, utilizando un programa de planificación informática específico. Durante la intervención también se inserta bajo la piel del paciente la batería que enviará el estímulo a los electrodos. Es una técnica reversible y ajustable, como explica la doctora Glòria Villalba,neurocirujana responsable del proyecto.
“El riesgo que comporta la cirugía es bajo, por lo tanto, asumible en unos pacientes que están muy graves y que no tienen ningún otro tipo de tratamiento posible. Por lo tanto, pensamos que les compensa participar en el estudio”, apunta la neurocirujana.
Este tipo de intervención se dirige a determinados pacientes. Antes de someterse a la cirugía, son seleccionados en colaboración con el Institut de Trastorns Alimentaris (ITA). Son enfermos de larga trayectoria, con más de 10 años de evolución, y en los cuales han fracasado los otros tratamientos convencionales. Su peso tiene que situarse por debajo de un índice de masa corporal (IMC) de 16, pero por encima de 13.
Los pacientes con anorexia nerviosa, es frecuente que sufran trastornos psiquiátricos secundarios. Como destaca el Dr. Víctor Pérez, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital y director del Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones, este tipo de trastornos presentan comorbilidades, las más habituales son “la depresión y el trastorno obsesivo-compulsivo, y en los dos se ha demostrado la eficacia de la estimulación cerebral profunda”.
DC / Kien y Ke