El constituyente y exministro Jesús Faría asegura que el control cambiario es uno de los principales obstáculos para avanzar en la solución de la grave crisis económica que enfrenta Venezuela y que ese mecanismo perdió efectividad tras la caída de los precios del petróleo.
“El modelo de control de cambio tuvo efectos positivos durante un tiempo, pero fracasó con la caída de los ingresos, con las corruptelas grotescas, con el rezago erróneo de la tasa de cambio. Eso debe corregirse para que la economía pueda funcionar. De esa decisión depende la confianza en la economía, la determinación de los inversionistas, la posibilidad de sustituir importaciones o de exportar bienes diferentes al petróleo. Con el control cambiario es imposible empezar a resolver el problema económico nacional”, dijo en una entrevista publicada por el sitio web Supuesto Negado.
Faría plantea la necesidad de la unificación cambiaria y liberar la tasa de cambio. “Hace varios años se notaba un agotamiento de los controles. Ahora ese agotamiento es gravísimo. Las evidencias están a la vista”, apunta y afirma que “en estos momentos, esa idea tiene mucho más consenso de los actores políticos, económicos y del pueblo”.
El control cambiario rige en la economía venezolana desde 2003, cuando el entonces presidente Hugo Chávez, adoptó la medida para evitar la fuga de capitales tras la huelga petrolera de 2002-2003. Desde entonces ha tomado diversas modalidades para la asignación de divisas y el rezago de la tasa oficial ha sido una constante. Ante la escasez de divisas el mercado paralelo ha crecido hasta abarcar hasta 91% de las importaciones, según diversos analistas.
“Cuando se impone un control de cambio es porque hay una fuga de capitales, es una forma de evitar que el país se desangre, pero eso cambió porque nuestras reservas internacionales están por el orden de los 9 mil millones de dólares, un nivel históricamente muy bajo, el menor per cápita en muchas décadas”, dice Faría.
Por otro lado, estima que los ingresos petroleros de este año no llegarán a $20.000 millones, debido a la caída de la producción.
“Estamos produciendo 1 millón 400 mil barriles diarios, pero no todo eso se puede contar como exportación porque hay un consumo interno, hay contrabando y hay pago de factura a los rusos y a los chinos. Lo que queda es aproximadamente 800 mil barriles. Y no tiene sentido incluir allí los 500 mil barriles que se espera incrementar este año porque hasta ahora no se ha producido ni uno. Con eso no llegamos ni a 20 mil millones de dólares, lo que nos obliga a atraer capital extranjero. No podemos cerrar los ojos y aferrarnos a unos esquemas que ya no nos sirven”, afirma.
DC | Banca y Negocios