Al asumir como seleccionador brasileño en junio de 2016, Tite se puso un objetivo primordial: tratar a Neymar como un Top 3 mundial pero repartirle responsabilidad con el resto del plantel. Y le dio resultado.
Es el capitán y líder indiscutible de Brasil, pero la estructura a su alrededor también ha potenciado al 10. Lo confirman los números: antes del cambio de técnico no sumaba goles y apenas una asistencia en la eliminatoria hacia Rusia. Luego, marcó 6 tantos y dio 8 asistencias.
La medalla dorada conseguida en Río 2016 bajo una inmensa presión sirvió de paso inicial para liberar el talento maravilloso que el mundo ya le conocía en el fútbol de clubes.
Llega a su segundo Mundial con la expectativa de saber si está bien recuperado está de la operación sufrida en marzo -en el quinto metatarsiano del pie derecho- y el deseo de reparación de la amargura vivida en Brasil 2014.
DC / FiFa