La reconocida licenciada en Nutrición Humana, asesora de Caritas Venezuela e investigadora de Provea, Susana Raffalli, participó en el cierre de la II cohorte del diplomado Madiba del Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad de Los Andes (ODH-ULA), desde allí aseguró que el efecto remesa, lejos de ayudar a solventar la emergencia humanitaria compleja y solucionar de manera definitiva el acceso a los alimentos, solo podrá estabilizar la situación de precariedad en Venezuela.
Raffalli reconoció que las remesas tienden a estabilizar en algunos estados del país el acceso a la alimentación; sin embargo cuestionó que detrás de cada remesa, hay una familia desintegrada y destruida por lo que dijo que los venezolanos no quieren el goce del derecho humano a la vida que implique que la familia y la sociedad venezolana se separe como tejido y como nación.
Agregó que pese a la mediana solución que dan las remesas, no hay país en el planeta que se sostenga con las mismas y que haya alcanzado niveles importantes de prosperidad, por lo que esas remesas estabilizarán sólo la situación de precariedad y desigualdad en algunos casos pero no solucionará la crisis humanitaria compleja.
Dijo que estudios de las universidades del país, referidos a las condiciones de vida, revelan que los venezolanos: “estamos en niveles de desigualdad que no se habían alcanzado nunca antes en el país”, y detalló que actualmente la sociedad venezolana se divide en varios grupos, como los que reciben remesas, los que reciben salarios en moneda extranjera, los que no reciben ni remesas ni salarios en moneda fuera y los que están en la cercanía de la administración del Estado, quienes reciben ingresos en una moneda más valiosa que el devaluado bolívar.
A final de año las remesas no serán suficientes
Para finales del 2018 según Susana Raffalli y el trabajo de investigación realizado por Caritas Venezuela, si la tasa intermensual de desnutrición aumenta como en efecto ha ocurrido, la cifra puede estar cerca del 20% de desnutrición en niños menores de cinco años y sobre 60% de desnutrición en mujeres embarazadas.
En algunos estados del país Caritas Venezuela ha visto que la desnutrición viene disminuyendo, lo que a decir de Raffalli coincide con los resultados de la encuesta familiar que administra la organización, cuyos datos indican que hay mayores índices de migración por lo que el acceso al alimento mejora al igual que los porcentajes de desnutrición, los cuales pueden bajar entre 15% y 16% y al final del 2018 ubicarse entre 8% y 10% de desnutrición.
“Si la situación se mantiene como está, que la economía se está dolarizando y vamos a cerrar el año con 1.000.000% de inflación, ni siquiera las remesas van a ser suficientes”, expresó Raffalli quien cree que una familia venezolana no podrá mantenerse con remesas porque 300 o 600 dólares no serán suficientes para vivir si no se controla la hiperinflación.
Dijo además que quien emigró recientemente ya tiene dificultad para enviar 100 dólares y a finales de año no podrá destinar una remesa de 300 o 600 dólares, porque la última oleada de emigrantes es muy pobre.
Según los estudios de Caritas Venezuela, los estados de Venezuela con peores cifras de desnutrición son Vargas, Zulia, Bolívar, Miranda y Carabobo.
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Raffalli destacó el orden de esas entidades y señaló la preocupación por el estado Vargas, “porque creemos que no se logró recuperar nunca de su emergencia y cursa con importantísimos niveles de deterioro en cuando a saneamiento”.
Del segundo estado con mayor índice de desnutrición el cual es Zulia, la investigadora señaló que por el efecto migración, pues es uno de los que registra mayor número de emigrantes, por eso los niveles de desnutrición tienden a mejorar.
DC / El Pitazo