El presidente Donald Trump designó este lunes al juez Brett Kavanaugh para la Corte Suprema de Estados Unidos, en un paso que refuerza la tendencia netamente conservadora de ese tribunal, con eventuales implicaciones en temas como el aborto, las armas de fuego y la inmigración.
Kavanaugh, de 53 años de edad, es un juez que sirvió en la Casa Blanca durante el gobierno de George W. Bush, y en caso de que resulte confirmado por el Senado ayudará a definir el giro a la derecha en la máxima corte estadounidense, como Trump lo había prometido.
«Esta noche tengo el honor y el privilegio de anunciar que nomino al juez Brett Kavanaugh para la Corte Suprema de Estados Unidos», dijo Trump en una ceremonia en la Casa Blanca.
De acuerdo con el presidente estadounidense, Kavanaugh posee «credenciales impecables, calificaciones sin paralelo y un compromiso probado a la idea de igualdad de justicia ante la ley».
«No hay nadie en Estados Unidos más calificado para esta posición y nadie que lo merezca más», añadió.
– Inclinar la balanza –
En la Corte Suprema, Kavanaugh deberá ocupar la plaza que dejará vacante el juez Anthony Kennedy, de 81 años y quien emprenderá su jubilación a partir del 31 de julio.
Kennedy era una especie de fiel de la balanza entre los cuatro jueces claramente conservadores de la Corte y los cuatro moderados, aunque la designación de Kavanaugh definitivamente inclina la balanza.
Se trata del segundo juez a la Suprema Corte nominado por Trump. El primero fue el ultraconservador Neil Gorsuch, de apenas 50 años, quien resultó confirmado por el Senado en abril de 2017.
Dada la juventud de Gorsuch y Kavanaugh, Trump garantiza así que la Corte deberá tener una mayoría claramente conservadora por un largo período, posiblemente durante décadas.
En su discurso en la Casa Blanca, Kavanaugh delineó su filosofía de jurisprudencia, alineada con el pensamiento conservador estadounidense.
«Un juez debe interpretar los estatutos tal como fueron escritos. Y un juez debe interpretar la Constitución como fue escrita», expresó el magistrado.
Kavanaugh comenzó su carrera como ayudante del juez Kennedy, y en su carrera pública se tornó famoso por un alegato contra la reforma del sistema de los seguros de salud que emprendió el entonces presidente Barack Obama, sistema que ya fue desmontado por el gobierno de Trump.
Kavanaugh también se desempeñó como auxiliar del fiscal Kenneth Starr durante la tristemente famosa investigación contra el entonces presidente Bill Clinton por su romance con la auxiliar Monica Lewinski
– Reacción inmediata –
Instantes después de conocerse la nominación de Kavanaugh, la influyente Unión Americana por los Derechos Civiles (ACLU) criticó ásperamente la decisión de Trump.
«Kavanaugh podría ser el voto decisivo que el presidente Trump necesita en la Corte Suprema para obtener un impacto de largo plazo en su campaña para minar las libertades y los derechos civiles», apuntó el director legal de la entidad, David Cole.
Bradley Beychok, presidente del grupo American Bridge, expresó por su parte que «ahora sabemos que si Brett Kavanaugh es confirmado, el derecho al aborto, la libertad de casarse, tener acceso a planes de salud para personas con problemas preexistentes, todo esto ahora está en peligro».
Una de las preocupaciones centrales es el empeño expresado por Trump ya en su campaña electoral de crear una mayoría conservadora de la Corte Suprema para anular la legendaria decisión de 1973 conocida como «Roe vs Wade», que sentó las bases para la despenalización del aborto.
En años recientes, el tribunal inició discusiones sensibles para la sociedad estadounidense, como el casamiento entre personas del mismo sexo, los derechos sobre las armas, el dinero corporativo en las campañas electorales y la libertad de expresión.
Pero el aspecto más apremiante es que la Corte podría tener que considerar los poderes y derechos de Trump en la investigación sobre los vínculos entre su campaña presidencial y Rusia, y si trató de obstruir o no esa pesquisa.
Trump se apresuró a nombrar el reemplazo de Kennedy mientras los republicanos aún tienen una mayoría simple en el Senado, que debe aprobar el nombramiento.
Si la nominación se retrasa y los demócratas logran una banca adicional en el Senado en las legislativas de noviembre, Trump podría verse obligado a acordar con ellos.
La senadora republicana Susan Collins ya señaló que podría romper con su partido si Trump nombra a alguien que se oponga firmemente al derecho al aborto.
DC / AFP